El clásico de Valdebebas fue de enorme intensidad y tensión. El partido se fue calentando a medida que pasaban los minutos hasta el punto de convertirse en una olla de grillos en el último tercio. El pequeño Alfredo di Stéfano se convirtió en una caja de resonancia mayúscula con los suplentes de ambos equipos y resto de miembros del staff apiñados en la parte superior de la tribuna para protegerse de la lluvia muy alterados por el polémico desenlace.

Los gritos de los jugadores del Barça que pararon los pies a Sergio Ramos (leer noticia)