El asesinato el miércoles por la noche en Washington de Yaron Lischinsky y Sarah Milgrim, dos empleados de la embajada de Israel en la capital de Estados Unidos que estaban a punto de prometerse, y por el que se ha arrestado a un estadounidense que lanzó gritos de “Palestina libre”, ha dado una sacudida emocional y política a EEUU y con réplicas globales.

EEUU identifica como "violencia antisemita intencionada" el asesinato en Washington de dos empleados de la embajada de Israel (leer noticia)