El fichaje de Urruti por el FC Barcelona fue una “serpiente de verano”. El Espanyol necesitaba dinero y el meta era uno de sus activos más valiosos y, encima, valorado por dos grandes: Barça y Madrid. El guipuzcoano, de todas formas, lo tenía claro. Hacía cuarto años que estaba en Barcelona y quería seguir en Catalunya.

Urruti: el ídolo eterno (leer noticia)