Pesimismo descontrolado en Cornellà. Se cuentan con los dedos de una mano los aficionados espanyolistas que creen en el milagro. La plantilla aún no ha vendido todo el pescado, pero casi. La salvación es una quimera que, de producirse, pasaría a los anales de la historia del deporte. Remontar diez puntos con quince en juego. No hay fórmula matemática que despeje una ecuación de tal calibre. El Espanyol debería ganar sus cinco compromisos restantes y esperar tropiezos a mansalva de sus adversarios directos. No parece el panorama más esperanzador para un equipo que no levanta los brazos desde el regreso de la competición ante el Deportivo Alavés.

Rufete carga el último cartucho del Espanyol (leer noticia)