El Real Madrid ejerció el papel de espectador privilegiado de la inmolación del Inter de Milán. Si en el anterior partido disputado en el estadio Alfredo Di Stéfano el equipo de Antonio Conte se disparó una vez en el pie (un error de Achraf permitió que el equipo de Zinedine Zidane abriera el marcador), en esta ocasión los madridistas se limitaron a sacar petróleo de dos descomunales errores del conjunto interista. Un inocente penalti a Nacho provocado por Barella nada más arrancar el partido y una posterior autoexpulsión de Arturo Vidal en el minuto 33 fueron determinantes y permitieron que los blancos puedan vislumbrar ya los octavos de final una vez olvidados sus dos tropiezos iniciales en la competición.

El Real Madrid vislumbra los octavos tras la inmolación del Inter (leer noticia)