La sensación térmica era una sauna turca en comparación con lo frío que empezó el encuentro en el Olímpico. El termómetro marcaba tres grados y los dedos de la escasa prensa catalana desplazada hasta la capital ucraniana era como estalactitas. El equipo de Koeman comenzaba ordenado. Importante para coger confianza en los primeros minutos, puesto que para muchos (Aleñá, Mingueza, Junior o Braithwaite) era la primera titularidad en un Barça más propio de pretemporada en el estadio de los Dolphins de Miami que de una cuarta jornada de fase de grupos de Champions.

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