Con el pitido final del escocés Madden, le dio una patada al poste, mezcla de rabia y alivio. Reclamado por la televisión con derechos para dar en caliente sus impresiones a pie de campo, optó por sosegarse, contar hasta tres, esperar unos minutos, y entonces sí, lanzar un mensaje tan contundente como reflexivo. Con la legitimidad del que ha mantenido en pie a un equipo superado por la intensidad rival. Las palabras críticas de Marc-André Ter Stegen tras una victoria se leen desde el inconformismo y el deseo de replantear la situación, con el viento a favor de los resultados, antes de que, como dijo un día Guardiola, “nos hagamos daño”.

Ter Stegen: El muro del Barça funciona (leer noticia)