La Champions no se gana hasta que el campeón atraviesa la línea de meta. Antes es imposible. Lo comprobó el Barça en Dortmund y lo comprobó el PSG en Birmingham. Nada es fácil. Lo sabe perfectamente Flick, que la ganó con el Bayern. Seguramente a todos les habría gustado sufrir menos en Alemania, pero esto es lo que hay. Por eso esta competición es tan bonita. El técnico alemán habló de ello tras el encuentro.
Flick tuvo que animar al vestuario (leer noticia)