Se sentaba en la posición más privilegiada del palco el Rey Felipe VI y arrancaba la función. El himno protocolario (a todo trapo a pesar de no haber ningún ‘riesgo’ de serenata de pitos sin un alma en la grada), los dos equipos en formación. Una final en pandemia, pero una final al fin y al cabo. Los jugadores del Athletic sintiendo un ‘dejà vu’ inevitable al estar siguiendo al dedillo exactamente el mismo protocolo que dos semanas atrás.

Explosión azulgrana para levantar la primera de Koeman (leer noticia)