El 24 de agosto de 2020 fue uno de los días más duros de la carrera de Luis Suárez. Este depredador del área, que había estado al servicio del gol vistiendo la zamarra azulgrana desde 2014, recibía un jarro de agua fría. Helada. Ronald Koeman, flamante técnico del FC Barcelona, le comunicaba que el club había decidido prescindir de sus servicios y que no contaba con él para la temporada entrante. Golpe bajo. Al neerlandés le tocó ejecutar la orden. Dar la cara, enfrentarse a la reacción del charrúa. No entraremos a valorar la 'gallardía' y si realmente era el héroe de Wembley quien tenía que ejercer ese papel cuando apenas llevaba un par de días ocupando el cargo. Más que nada porque nos liaríamos demasiado. En cualquier caso, algo se rompió aquel caluroso día de verano pandémico.

Aprender a vivir sin Luis Suárez (leer noticia)