Antoine Griezmann dio en Ipurua el paso al frente que se le pedía. El francés completó su mejor partido como jugador del Barça, no solo por su protagonismo en los tres goles, sino también por su participación continua y trascendente en el juego. Nadie ha dudado nunca de su calidad, pero sí de su encaje como extremo izquierdo en el 4-3-3. Frente al Eibar, el ex del Atlético brilló partiendo desde esa posición. Sin restarle ningún mérito al francés, el regreso de Jordi Alba a la titularidad tuvo mucha 'culpa' de que así fuera.

El secreto de Griezmann estaba en Jordi Alba (leer noticia)