El Rey chileno tiene una personalidad arrolladora. Más allá de su imagen exterior marcada por la cresta o los mil y un tatuajes, poca gente sabe que Arturo se ha convertido en uno de los futbolistas con mayor ascendencia dentro del vestuario. Sus 32 años y sus múltiples vicisitudes vividas en ligas tan competitivas como Italia o Alemania le permiten ver el fútbol con nitidez. Da lo mismo si su estilo es más o menos pulcro, si exhibe mayor o menor dosis de ese famoso ADN azulgrana. Para muchos jugadores, en especial los más jóvenes, el carácter ganador del chileno y su manera tan comprometida de vivir el día a día le convierten en un modelo a seguir.

La opinión de Arturo Vidal sobre la 'explosión' de Ansu Fati (leer noticia)