Riqui Puig está pasando por sensaciones muy contrapuestas. A principios de la semana, sube junto a Miranda al primer equipo y ahí es feliz en los rondos con los Messi, Coutinho y compañía. Observa las evoluciones de los que han sido sus ídolos hasta hace bien poco y ahora han pasado a ser sus compañeros, y absorbe como una esponja todo lo que sucede a su alrededor. Riqui tiene un talento innato, basta verle jugar un ratito para darse cuenta, es alguien especial y como tal hay que considerarle. Pero también le queda un largo camino por recorrer y la mala planificación de la temporada pasada provoca que sea en Segunda División B, una categoría que por muchas razones no es la que más le conviene.

¡Protejan a Riqui Puig! (leer noticia)