Les imagino impactados con la imagen que encabeza el reportaje. Dos mitades de dos rostros que conforman uno si hablamos de equipo. Cuatro Balones de Oro y una responsabilidad común: la de defender un estilo, unos colores y, sobre todo, una lucha. Alexia y Aitana no son iguales pero representan lo mismo. En el césped y fuera de él. Cada una con su personalidad y con su trabajo. No me cansaré de escribir, de gritar y de recordar todo lo que supone que estas mujeres y el resto de sus compañeras estén esta tarde disputando una final de la Champions League. No por ser un éxito repetido tiene menos valor e insisten en ello. Insistamos los demás también. 

Los recuerdos me llevan al año 2015, en la Platja del Bogatell. Una jovencísima Alexia Putellas, tímida pero con ganas, posaba para este suplemento con un balón y un estilismo casero que poco se parece a los que luce diez años después. Da igual. Lo importante es la esencia de aquel momento, que sigue siendo la misma a día de hoy. Más trabajada, con más medios. Sí. Pero aquella futbolista que se estrenaba como profesional siempre alzó la bandera de la igualdad, de un estilo casi innegociable y, como me dijo entonces, “de normalizar algo que ya debería serlo”. Tan sabia entonces y mucho más ahora. Y la veremos por quinta ocasión defendiendo al Barça Femení en una final europea. Quién sabe si este partido la volverá a colocar en el podio del Balón de Oro.

A Aitana Bonmatí la acompañarán los amigos de siempre, la música de siempre y la extraordinaria visión de siempre. También las compañeras. Las nuevas y con las que lleva tanto tiempo en el vestuario azulgrana. Otra guardiana del estilo. Otra jugadora que ha levantado al público de sus asientos. Otra mujer sorora y resiliente a la que obsesiona la perfección y que defiende lo suyo. En el campo y fuera de él. Su mirada va siempre un poco más allá. Y el enfoque, también.

Lo han vuelto a hacer. Y qué gusto saber que todos os sabéis de memoria la posible alineación de hoy ante el Arsenal. En 2015, cuando pisamos la arena del Bogatell, nadie reconoció a Alexia. En 2025 ya vende más camisetas que la mayoría de sus compañeros del primer equipo masculino.