Rafa Nadal pone rumbo a Londres en vistas a Wimbledon

Se acabó el descanso para Rafa Nadal. Tras conquistar su 14º Roland Garros, el balear se tomó unos días de asueto en su tierra, alternando la raqueta con el palo de golf. Este domingo cerró su participación en el Campeonato absoluto de Baleares en la quinta plaza y desde este lunes ya centrará sus esfuerzos al cien por cien en prepararse para Wimbledon.

Tres años después Nadal volverá a jugar en el All England Club. Lo hará sin haber jugado ningún torneo previo en el circuito. Es por ello que el manacorí participará en el torneo de exhibición de Hurlingham que arranca mañana y así podrá tener un mínimo período de adaptación a la hierba. En el citado certamen británico liderará un elenco de estrellas que muchos desearían: Djokovic, Alcaraz, Ruud y Auger-Aliassime, entre otros.

“Hierba es una superficie muy difícil y cualquier ronda es complicada. El inicio del torneo es vital. Los primeros partidos son más lotería porque compites con gente que lleva jugando tiempo en esta superficie. Wimbledon es el torneo que menos referencias tienes antes de empezar, por lo corta de la gira de hierba y por la proximidad con Roland Garros”, reconoció recientemente Nadal.

El poco verde que ha visto el pupilo de Carlos Moyá fue estos días en las Islas, cuando entrenó algunos días y compartía sesiones con Feliciano López en Santa Ponça, en la pista central de Mallorca Country Club.

Con 36 primaveras Nadal se encuentra ante una oportunidad única de conseguir los cuatro Grand Slam en el mismo año, algo que jamás ha logrado y un hito al alcance de muy pocos. El propio Rafa rehusaba esa opción y se daba por satisfecho solo con poder jugarlos. Y es que tal y como tenía el pie izquierdo, lo que ha logrado en este 2022 supera cualquier expectativa que tuviera.

Por ahora parece que el nuevo tratamiento que está siguiendo para lidiar con su lesión crónica está funcionando y podremos ver una versión reconocible de Nadal en Wimbledon. Quién sabe si le dará para sumar su tercer título en el pasto londinense, donde se coronó en unos ya lejanos 2008 y 2010.