'Pajarito' se despide por todo lo alto: palmarés impecable y un legado eterno

Laura Ester i Ramos (Barcelona, 22 de enero de 1990) es historia viva del waterpolo español, dentro y fuera del agua. Conocida cariñosamente como ‘pajarito’ - porque "volaba en el agua" -, lo había ganado prácticamente todo. Prácticamente, porque tenía una espina clavada: colgarse el oro olímpico. Y, en París, pudo hacer realidad ese sueño. Ahora, unos pocos meses después, Laura puede anunciar su retirada con la conciencia bien tranquila.

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Un palmarés enviable, impecable, muy difícil de igualar: 58 títulos de club - una Liga con el CE Mediterrani y el restocon el CN Sabadell, incluidas siete Champions - y 18 medallas con la Selección - un oro y dos platas olímpicas, cinco campeonatos del mundo y seis de europa -. Además de ser galardonada como mejor jugadora de Europa en 2017 y 2019 y tres veces mejor portera del Mundial (2013, 2017 y 2019).

Arropada en todo momento por sus familiares, amigos y el universo del waterpolo, Laura se despidió en un acto organizado en el CAR de Sant Cugat, y que fue conducido por sus excompañeras y amigas, Jennifer Pareja y Mati Ortiz, a quienes les costó contener la emoción: "Es muy buena persona, alegre, que siempre sabe estar", expresaban.

Contaban anécdotas que les acompañarán toda la vida o mencionaban que la gran memoria de Laura les había salvado la vida en muchas entrevistas, por ello le llaman ‘wikiLaura’.

Orgullosa, feliz y muy tranquila, porque "la Selección se queda en buenas manos", Laura acabará la temporada con el club que la vio volar por primera vez, el CE Mediterrani: "Allí empecé a nadar, aunque bueno tampoco es que sepa nadar mucho", dijo entre risas.

"Lo dejo siendo campeona de todo", aseguró entre lágrimas. Pues al fin pudo colgarse ese ansiado oro, y poner una brocha de oro - nunca mejor dicho - a una larga y excelente carrera. "Después del oro es fácil [tomar la decisión], por la edad, también, son muchos años compitiendo a un nivel muy alto, la cabeza y el cuerpo dicen 'hasta aquí'".

"Le diría a la Laura de 12 años que disfrute del camino, que no se rinda", afirmó. En Londres 2012, tal y como dice en su video de despedida, se dio cuenta de hasta dónde podía llegar, cuando se colgó la medalla de plata. Y quién le diría a esa Laura que, unos cuantos - muchos - años después diría adiós al waterpolo por todo lo alto, dejando paradas para el recuerdo y, sobre todo, un legado inigualable.