Philipsen se impone en una complicada jornada

Philipsen celebra su victoria en la decimoquinta etapa

Philipsen celebra su victoria en la decimoquinta etapa / AFP

EFE

El belga Jasper Philipsen (UAE Emirates) ganó la decimoquinta etapa de la Vuelta a España, disputada entre Mos y Puebla de Sanabria, la más larga de la presente edición con 230,8 kilómetros, en la que mantuvo el liderato el esloveno Primoz Roglic (Jumbo Visma).

Philipsen, de 22 años, firmó la victoria más importante de su carrera al esprint, con un tiempo de 6h.22.36. Alzó los brazos por delante de los alemanes Pascal Ackermann (Bora Hansgrohe) y Jannik Steimle (Deceuninck Quick Step), segundo y tercero, respectivamente.

La general no sufrió cambios. Los favoritos se dedicaron a resistir en una etapa de supervivencia. Primoz Roglic mantuvo la distancia de 39 segundos con Richard Carapaz, de 47 con Hugh Carthy, 1,42 respecto a Dan Martin y 3.23 con Enric Mas.

Día largo más que duro, como reconocía Enric Mas en meta, pero de los que desgastan. Las piernas duelen, y dolerán hasta Madrid, como señalaba Josean Fernández Matxin, director del UAE avisando de que el esloveno Primoz Roglic no se va a pasear hasta el domingo.

Quedan tres etapas y el líder es Roglic, quien mantuvo la roja sin problemas con las mismas diferencias, es decir, tiene al ecuatoriano Richard Carapaz a 39 segundos, al británico Hugh a 47, al irlandés Dan Martin a 1.42 minutos y al español Enric Mas a 3.23.

La fuga se forma tras mil batallas

La etapa maratón no ofrecía ningún plácido paseo. Cerca de 4.000 metros de desnivel, 5 puertos y más de 6 horas sobre la bici con tiempo desagradable. De inició ritmo alto y batalla por la fuga, que no se concretó hasta el ascenso al Alto de San Amaro (3a), primera de las cinco dificultades del día.

Una expedición interesante de 13 hombres, entre ellos un campeón mundial, Rui Costa; los españoles Alex Aranburu, Luis León Sanchez, José Joaquín Rojas y Jonathan Lastra, el doble ganador de etapa belga Tim Wellens y el líder de la montaña, el francés Guillaume Martin (Cofidis).

El ciclista galo se apunta siempre para recaudar puntos y llevarse el maillot de lunares azules. Coronó en cabeza los altos de San Amaro, Carcedo, Furriolo y Fumaces, todos de tercera , por lo que aseguró matemáticamente el título de la montaña.

Contra viento y agua se escapó Cattaneo

A 50 kilómetros de meta un fuerte viento sacó los nervios tanto en la fuga como en el pelotón, separados por 1.30 minutos. El Bora Hansgrohe de Ackermann, que había tomado el mando, recibió la ayuda del Trek y NTT, enfilando el grupo donde los favoritos tocaron la alarma por aquello de los abanicos.

Se empezó a rodar para neutralizar en la aproximación del último puerto, el Alto de Padornelo (3a), que esperaba con lluvia y 6 grados de temperatura para los 7 kilómetros de ascenso. El italiano Cattaneo se rebeló atacando contra viento y agua para buscar su primera gran victoria. Subió solo y coronó con renta jugosa de 1.10 sobre los perseguidores y 1.45 sobre el pelotón.

Philipsen, enorme al sprint

Una persecución angustiosa se abrió con la esperanza de Cattaneo y la ambición depredadora del pelotón que buscaba el esprint en Puebla de Sanabria. El viento hizo estragos y fue castigando metro a metro al italiano en su soledad, hasta que lo inevitable se concretó a poco más de 3 kilómetros de la última línea, donde se tomaron los tiempos debido a una mancha que obligó a la organización a modificar la carretera.

Borrón y cuenta nueva, otra etapa corta y explosiva en escena. El grupo en pleno se lanzó a toda velocidad. Favoritos fuera. Quedaron al frente los aspirantes a discutir la etapa por velocidad, en un escenario en ligera subida.

El Bora trató de acomodar a Ackermann desde lejos, pero su plan lo desbarató más lejos aún el danés Michael Morkov para colocar al alemán Steimle. Con la fiesta desatada apareció como una bala Philipsen, se puso al frente y ya todo fue celebrar la victoria de su vida, para delirio del UAE Emirates.

Este viernes el pelotón afrontará la decimosexta etapa, entre Salamanca y Ciudad Rodrigo, de 162 kilómetros.