Échame una mano, Primoz

Pogacar entra en la meta de La Cubilla escoltado por López y Roglic

Pogacar entra en la meta de La Cubilla escoltado por López y Roglic / EFE

Jonathan Moreno

Enfundado en su maillot blanco, ese que premia al mejor ciclista joven de la general, Tadej Pogacar apunta a corredor de época. Veinte años contemplan al imberbe esloveno, suficientes para irrumpir derribando la puerta en el pelotón mundial. Falto de experiencia, pero sobrado de actitud en su primer gran examen. Una vuelta de tres semanas no es moco de pavo. Hasta la fecha, matrícula de honor para el corredor del Emirates. 

Buena parte de este éxito recae en su compatriota Primoz Roglic, poseedor de La Roja como líder de la general. Pogacar ha aprendido de él a contemporizar y ser generoso en el esfuerzo cuando la carretera lo exige. A rueda de Roglic. Enganchado a su tubular. El maestro le cedió el honor de inscribir su nombre en Los Machucos en una exhibición eslovena.

El podio, a tiro

No figuraba en la terna de candidatos. La fotografía en Madrid era una quimera para el de Komenda. Ahora le tocará certificar su tercera posición ante el acoso de Miguel Ángel López y, por qué no, soñar con desbancar a Alejandro Valverde en el segundo escalafón. En el Alto de La Cubilla demostró que tiene piernas frescas en un día  en el que el murciano vivió su primera gran crisis. Ahora le separan 54 segundos con el de Movistar y siempre mirando de reojo a ‘Superman’. Tadej Pogacar apunta alto y no se conformará con poco. Carácter balcánico.

Roglic volverá a ser su espejo en estas cuatro jornadas antes de la llegada a la capital. La sierra de Madrid y la llegada a Gredos, últimos obstáculos.

Un Tour del Porvenir y un Tour de California, amén de dos etapas en la presente edición de La Vuelta, lucen en su palmarés. Una consagración meteórica. Un nuevo miembro de la ‘Next Gen’ ha llegado para quedarse.