La leyenda es Contador

Alberto Contador dando sus últimas pedaladas como ciclista profesional

Alberto Contador dando sus últimas pedaladas como ciclista profesional / Efe

Agustí Bernaus

El madrileño recibió la última gran ovación como ciclista profesional en la Vuelta que ha ganado Froome. 

Fíjate, ahora le miras por detrás y no sabes si es un chico o una chica. Hay que adivinarlo. Morfológicamente no está formado.  Dale tiempo y en un par de años será el mejor ciclista del mundo”.  Estas frases son de Manuel Saiz, director deportivo de ONCE, y están escritas en la libreta de un periodista en el 2005, cuando Alberto Contador acaba de ganar la desaparecida Setmana Catalana. Tiene las cicatrices todavía recientes del cavernoma que le habían extirpado en una delicada intervención en el cerebro. Coqueto él, las disimula con la gorra.  Han transcurrido ya 12 años. Acaba de cerrarse el círculo con su última pedalada en la Vuelta. Ayer, el escalador de Pinto pasó a la historia por haber ganado el Tour, el Giro y la Vuelta a España, pero también por haber escrito las páginas más espectaculares de este deporte.             

 Aún se enfada cuando lee que ha ganado siete grandes pruebas por etapas. Hay quien no se atreve a escribir si fueron dos o tres veces el Tour de Francia y si dos o tres veces el Giro de Italia. Tres veces la Vuelta, seguro. Pero para Alberto, el Tour del 2010 y el Giro del año siguiente fueron suyos. Nunca ha admitido ni reconocido que la Unión Ciclista Internacional después de llevar su caso al Tribunal de Arbitraje Deportivo le desposeyera de aquellas victorias porque le encontraron unas cantidades ínfimas de clembuterol, un anabolizante que se emplea en la ganadería ilegalmente. Pensó en el solomillo que había comprado en una carnicería de Irún el actual presidente de la Federación Española de Ciclismo. Se abrió una investigación y aquel solomillo acabó en el fraseario popular.  Si algo le molesta especialmente es que le hablen de un tema que le supuso una sanción de dos años en el mejor momento de su carrera. 

No ha sido fácil la vida del Pistolero posiblemente porque ha cometido varios errores que condicionaron su carrera. En el 2008 firmó por Astana, equipo que fue excluido del Tour aquel año. Tuvo que dedicarse al Giro y a la Vuelta arrasando ambas pruebas. Cuando Lance Armstrong regresó al ciclismo al año siguiente trató de humillarle en el Tour que ganó el madrileño.  No lo consiguió. Contador había crecido demasiado y ya estaba a años luz del miserable tejano. 

Comno errores también hay que considerar sus caídas.En el Tour del 2011 sufrió varios contratiempos, se dañó una rodilla y corrió a contracorriente en la edición que ganó Cadel Ewans. En el del 2014, descendiendo el Petit Ballon se golpeó la tibia derecha cuando iba lanzado a toda velocidad. Le puso tantas ganas que con un fuerte vendaje aún pudo pedalear sobreponiéndose al dolor hasta el puerto siguiente, donde abandonó. Las radiografías revelaron que había estado pedaleando con una fisura La temporada prácticamente había terminado para él cuando Bjarne Riis, su director deportivo le tanteó para la Vuelta. Estaba en la playa, había aparcado los entrenamientos, se probó en un puerto, no sintió dolor y se apuntó a una carrera que hizo bailar a su antojo en La Farrapona y Los Ancares. Al año siguiente ganó su segundo Giro, en el 2015, pero el Tour ya comenzaba a darle la espalda. Y Alberto, que sólo entiende el ciclismo desde la victoria comenzó a pensar que  se había perdido muchas cosas con Macarena, su chica de toda la vida. 

Ayer, mientras miles de aficionados le aclamaban en la Cibeles, Contador pensaba que había llegado el momento de dejarlo.