La Volta y Salvador Dalí

Y es esta Volta que recoge el aroma del Tour, con los gendarmes, la policía nacional francesa Y las carreteras bloqueadas

Perpinyà es por lo tanto este centro del mundo definido por Dalí

La Volta vive hoy una etapa especial

La Volta vive hoy una etapa especial / AFP

Sergi López-Egea | Perpinyà (Enviado especial)

Salvador Dalí dijo una vez que Perpinyà era el centro del mundo. Y al genio de Figueres se le podían permitir todas las excentricidades, sobre todo cuando se ponía a hablar de ciclismo y, sobre todo, del Tour, de este Tour con el que pintaba las tardes de julio, mientras los ciclistas lo inspiraban, mientras se retorcían sudados y cansados por las cuestas más duras de los Alpes y los Pirineos y, por supuesto, sobre la ruta de este Tourmalet que da título a estas líneas.

Y Perpinyà es este martes el centro del universo ciclista al acoger la segunda etapa de la Volta. Y es esta Volta que recoge el aroma del Tour, con los gendarmes, con la policía nacional francesa, con las carreteras bloqueadas, perdón ‘routebarrée’, como si la Grande Boucle, en pequeñito, eso sí, se hubiese trasladado a la primavera para adelantar un poco sus fechas tradicionales de celebración.

FRANCIA Y EL CICLISMO

Francia se vuelca con el Tour pero evoca ese sentimiento a las carreras que acoge más allá de su gran creación ciclista. Paris-Niza y Critérium del Dauphiné, son como mini-Tours, con los mismos ‘maillots’ y coches que luego se exhibirán en la gran cita de julio. La Volta también es una carrera ubicada en el seno de pruebas del Tour. Aunque la organización es totalmente soberana y obra de la sección de ciclismo de la Unió EsportivaSants, el Tour los auxilia en temas de televisión y contenidos varios. La dirección de carrera va en los coches rojos que luego servirán para llevar el orden y control a las etapas de la ronda francesa. Y, en cuanto a la participación, son varias las figuras que luego tratarán de exhibirse en la Grande Boucle y que ahora se encuentran compitiendo por Catalunya.

Perpinyà es por lo tanto este centro del mundo definido por Dalí. Una vez explicó que le encantaba pintar con la tele encendida, con los ciclistas subiendo puertos, con miel en su bigote, a la espera de que una mosca agonizara entre sus labios. Así era el artista, que amaba a los ciclistas, como Picasso, a quien le gustaba tomar pastis en las terrazas provenzales mientras los hermanos Lazarides le contaban las aventuras vividas en el Tour. No es la primera vez que lo cuento, pero son historias que me fascina recordar y repetir porque son la pura esencia de este deporte que a veces pone la piel de gallina y en otras suma al aficionado en la preocupación como cuando los servicios de la Volta rodean a SonnyColbrelli, al que se le para unos instantes el corazón en la meta de SantFeliu de Guixols.