Nairo vuelve a soñar y resiste ante los ‘niños’ en la Volta

El veterano ciclista colombiano se viste de líder en Boí-Taüll

Los cuatro primeros de la general llegan a las tres últimas etapas de la ronda catalana con solo 17 segundos de diferencia

Nairo Quintana sueña con ganar la Volta

Nairo Quintana sueña con ganar la Volta / LV2022

Sergi López-Egea

Sergi López-Egea

Crecen como setas en el bosque. Salen por todas partes y con todas las nacionalidades. No se arrugan, sean portugueses, colombianos o españoles. Nairo Quintana mira y observa. Nairo no quiere sentirse viejo en las cuestas de Boí-Taüll, de donde sale líder. Pero es para preocuparse. Todos los que le siguen, todos los que respiran su mismo aire, frío y pirenaico, son chavales nacidos una década después que él. Es la prueba del cambio generacional que ya ha llegado, a la Volta y a todas partes, es el nuevo ciclismo. Quintana contra los ‘niños’.

Un día este ‘niño’ se llama Juan Ayuso y al día siguiente su compañero portugués Joâo Almeida, el mismo que hace dos años hasta se atrevió a disputar el Giro y a vestirse de rosa. Y, entre Ayuso y Almeida, alicantino y portugués, en lo que casi parecería un juego de palabras con ironía política, forman una pareja explosiva en un UEA que no necesita a Tadej Pogacar para ganar, al contrario de otros equipos que cuando desaparece el líder, se vuelven invisibles.

Nairo sube por Boí-Taüll feliz porque recupera esas sensaciones de las que tanto hablan los ciclistas, porque ha podido regatear este virus, entre intestinos y pulmones, que no se denomina covid pero que cada día se cobra víctimas en el pelotón. Él ya sabe lo que quiere decir ganar la Volta, lo hizo en 2016 cuando era un chaval que corría en este Movistar que se pierde en la carretera cuando falla Alejandro Valverde. Pretende resguardarse, sabe que Almeida, ganador en la cima, es más rápido que él y no se fía de Sergio Higuita, 24 años, que corre con la juventud colombiana en sus pedales.

Ve a Ayuso, que no se arruga, que se mantiene en la segunda posición del pelotón en las zonas más duras de Boí-Taüll. Y observa a Carlos Rodríguez que a falta de tres kilómetros escucha que Richard Carapaz asciende con soltura. El chico andaluz, 21 años, pisa el acelerador, gas, gas, y deja al pelotón principal sin apenas unidades para que el líder australiano, Ben O’Connor, abra la boca, levante la cabeza y empiece a desnudarse como líder de la Volta.

"Valentía y corazón"

“Valentía y corazón. Es lo que necesito para ganar esta carrera”, habla Quintana cuando ya ha cruzado la meta en segunda posición, cuando ya se ha vestido de líder, pero cuando ha comprobado que la general de la carrera está que arde, al rojo vivo. Nairo está empatado a tiempo con Almeida, el sueño de cualquier organizador, pero tiene a Higuita a 6 segundos y a Ayuso a solo 17. Más apretados, imposible.

“Si quiero ganar deberé disputar todas las bonificaciones”. Es una tarea complicada. Y Quintana lo sabe porque, al margen de lo que vaya a hacer su compatriota Higuita, la pareja Almeida-Ayuso tiene pólvora para quitarle la victoria; el sábado, entre las cuestas tarraconenses, o el domingo, en las subidas de Montjuïc. “Tengo equipo y deberemos trabajar la victoria”. Valor se le supone, porque los chavales no darán el brazo a torcer.

La subida a Boí-Taüll crece en dificultad ante la embestida de los ciclistas. Hasta parecía más fácil de lo que resulta viendo el perfil en los papeles. Nadie ataca desde lejos, porque si no lo hacen los ‘viejos’, tampoco lo intentarán los jóvenes. Lo comprueba Jonathan Castroviejo, 34 años, quizás uno de los mejores gregarios del mundo, el que acompañó a Geraint Thomas en sus victorias de París o a Egan Bernal, el año pasado con la ‘maglia rosa’ a cuestas.

Sube para buscar un ataque de Rodríguez o una genialidad de Carapaz, sus compañeros en el Ineos. Pero cuando mira hacía atrás para ver quién aguanta y quién sufre con su ritmo, ve a los mismos chavales que Quintana. Son de otra generación. Son una maravilla. Ahí está Ayuso, 19 años, en su debut en una carrera de una semana para pensar en un día no muy lejano en gestas y retos mayores. Y por ahí anda Rodríguez, el chaval de Almuñécar, para levantar el dedo y decir aquí estoy yo para ir creciendo como escalador a los 21 años.

Queda Volta, queda espectáculo y hasta ciclistas. Este jueves, ocho abandonos más por enfermedad. Curioso, el virus respeta a auxiliares y directores y solo ataca a los ciclistas.