Historia SPORT

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La Historia del Barça

Periche: el regateador de sombras

Delantero exquisito, con gol y bigote a lo Errol Flynn. El Barça pagó al Hércules 150.000 pesetas por él en 1947

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Un primer plano de Periche con la camiseta del FC Barcelona / Familia Rocamora Sala

David Salinas

David Salinas

Pedro Rocamora Pacheco, conocido deportivamente como Periche, profundo y escurridizo extremo por la banda izquierda, llegó a la disciplina del FC Barcelona a mediados de 1947 procedente del Hércules de Alicante, como la ahora sensación del equipo azulgrana Abdessamad Ezzalzouli, que destaca por su potencia y capacidad de desequilibrio en el uno contra uno por la derecha del ataque.

Periche nació en Cox, Alicante, el 28 de abril de 1922 y jugó como extremo izquierdo, defendiendo los colores de la entidad barcelonista las temporadas 1946-1947 (tramo final, en la Copa), 1947-1948 y 1948-1949. En los dos últimos cursos, en los que el cuadro catalán estaba dirigido por el uruguayo Enrique Fernández, se proclamó campeón de Liga.

Periche empezó a jugar en el colegio del Padre Antonio, en Cox, donde a los ocho años ya demostró poseer una habilidad especial. Callosa de Segura, Crevillente y Alicante fueron sus primeros equipos, pasando después al Hércules. La temporada 1945-1946, en el partido de Liga que jugó el equipo alicantino en Les Corts, marcó dos goles y dejó una buena impresión pese al KO de los alicantinos (5-3). Era el 2 de diciembre de 1945.

El Barça

En abril de 1947, después de jugar con el Hércules en Segunda, fichó por el Barça gracias a la gestión del directivo Antoni Tamburini. El conjunto catalán pagó una cantidad importante al Hércules y también al jugador, que firmó cuatro temporadas a razón de 150.000 pesetas el primer año y 30.000 las tres restantes.

El Barça fue más rápido en cerrar la operación y se adelantó a varios equipos que también pretendían al talentoso extremo zurdo, entre ellos el Real Madrid, Valencia, Córdoba y Málaga. La parte más complicada fue convencer al jugador, que en sus planes no estaba el dejar a su familia ni abandonar su tierra.

Periche recordaba que le hizo “mucha ilusión” que un equipo como el Barça se interesara por él. ¿Qué vieron en él? Lo explicaba así: “Iba bien de todas las maneras, le pegaba con los dos pies y la cabeza”. También reconocía que una de sus principales características era “la velocidad”. “Regateaba hasta a mi sombra”, rememoraba con nostalgia en su domicilio barcelonés de l’Eixample.

El paso del extremo por Les Corts, sin embargo, fue efímero. Debutó a finales de la campaña 1946-1947, en el torneo de Copa, ante el Málaga (3-1) bajo las órdenes de Pepe Samitier. Dio la asistencia del 1-0 a César Rodríguez. Se alineó también en el partido de vuelta (1-1) y ante el Nàstic (0-2) en la siguiente ronda, que dejó KO al Barça en cuartos de final.

Los jugadores, por aquel entonces, tenían una prima de 1.000 pesetas por superar los octavos, de 2.000 para ganar los cuartos, de 3.000 para ganar las semifinales y de 5.000 para proclamarse campeones del torneo copero. En la temporada siguiente Periche perdió peso específico con el nuevo entrenador, Enrique Fernández, y solo jugó cinco partidos de Liga sin poder anotar gol alguno.

En el curso 1948-1949 tampoco entró en los planes del estratega uruguayo y en febrero de 1949 fue cedido al Alcoyano, de Primera División, en el que debutó con un triunfo por la mínima en El Collao ante el Valladolid (2-1), aunque no pudo evitar el descenso de categoría.

Regresó a final de temporada al Barça y empezó el ejercicio 1949-1950 con el equipo catalán, aunque en noviembre de 1949, por mutuo acuerdo con el club, rescindió el contrato. En diciembre de ese año debutó con el CD Sabadell (de Segunda División) ganando 0-3 al Arosa y marcando el 0-1 en el primer minuto de juego. El equipo lanero estaba dirigido por el ex del FC Barcelona Josep Argemí.

Regreso a los orígenes

Periche, después de media temporada en el equipo lanero, regresó a Cox, donde su familia dirigía el Casino de la localidad. Los problemas de salud de su padre también aceleraron la vuelta a casa. Pero siguió jugando al fútbol y demostrando sus virtudes sobre el césped levantino. Murcia y Alcoyano, también el Elche, disfrutaron de este talento partidario de “rasear siempre el balón”. De esta forma, aseguraba, “uno puede dominarlo, cosa que no ocurre cuando está en el aire”.

Casado desde 1955 con Josefina Sala, el matrimonio tuvo dos hijas: Fina y Xesca. El nacimiento de la segunda motivó que dejara el tabaco, aunque no se desprendió de una de sus señas de identidad, el bigote a lo Errol Flynn que lució desde muy joven. Periche ya no volvió a jugar después de pasar por la vicaría. El padre de su esposa tenía un negocio de papelería en Barcelona y se incorporó al mismo para después montar uno propio de gadgets y objetos de regalo. 

Falleció el 5 de enero de 2012 y pasó sus últimos años residiendo en la calle Girona, al lado de la que fue su primera residencia en la Ciudad Condal, la pensión que regentaba la señora María, en la que se instaló junto a su compañero y amigo el castellonense Manuel Badenes, que fichó junto a él en la lejana primavera de 1947.