La Historia del Barça

Gonzalvo I: El gran desconocido de la famosa zaga

Jugador de carácter y principios, fue un rara avis en su época. Sus hermanos Josep y Marià sí destacaron y dejaron huella en el FC Barcelona

Juli Golzalvo, en una fotografía de archivo

Juli Golzalvo, con la camiseta del Sabadell, junto a su hermano Josep en una una imagen tomada en el campo de Les Corts

David Salinas

En el FC Barcelona, hablar de los hermanos Gonzalvo es hablar de Josep y Marià, el segundo y tercero de la famosa saga. Dos jugadores que tuvieron suficiente peso específico como para dejar una profunda huella. El segundo, además, fue entrenador del primer equipo. Pero... ¿Y el primero, Juli? Es, sin lugar a dudas, el gran desconocido. SPORT habló con su hijo, también Juli, para rendir homenaje a este jugador de carácter y principios. Un rara avis en aquel fútbol de finales de los años treinta y mediados de los cuarenta.

Julio nació en Gelsa (Zaragoza) el 11 de abril de 1917. Fue el sexto hijo del matrimonio formado por el navarro José y la aragonesa Pilar. Antes habían venido al mundo Francisco, Enrique, Felipe, Pilar y Encarnación. Y después de Juli (entonces Julio) llegaron José (Josep) y Mariano (Marià). La familia Gonzlavo Falcón, por razones laborales, acabó en Mollet del Vallès y fue allí donde comenzó a jugar nuestro protagonista.

Juli era uno de los que se hacía ver en el equipo llamado los Chavalet's. Por su fuerza, ímpetu y oportunismo. Su hijo recuerda que era un equipo tan humilde que “tenían que comprarse la equipación además de costearse los gastos que representaba cada desplazamiento. Y, por si fuera poco, ponían una peseta mensual a título de cuota”.

Ascender era solo cuestión de tiempo. Con 18 años ya jugaba en el primer equipo del Mollet, donde se dio a conocer. Rápidamente dio un salto cualitativo pasando a uno de los grandes del momento, el CD Europa. En el equipo de Gràcia jugó la temporada 1936-37, 1937-38 y empezó la 1939-40, la primera después de la guerra. Julio fue movilizado durante elconflicto bélico, aunque supo buscarse muy bien la vida para no acabar en el frente.

Tras la victoria de los insurrectos, y ya con cierta estabilidad en el país, Gonzalvo fichó por el RCD Espanyol. Hacía poco que había empezado la temporada 1939-40. Eran tiempos complicados y el equipo blanquiazul, además de pagarle 400 pesetas mensuales (también le regalaron la pluma con la que firmó el contrato), le ayudó a liberar a su hermano Josep, recluido en un penal de Ceuta por haber trabajado en una fábrica de hierro en la que el bando republicano producía carros de combate.

Con el equipo blanquiazul ganó el último Campeonato de Catalunya (1939-40) y la Copa el 30 de junio de 1940 en Vallecas contra el Real Madrid (3-2, tras la prórroga). La temporada siguiente, también con el Espanyol, fue subcampeón de Copa, aunque no llegó a jugar la final. Pidió un aumento de la ficha, petición a la que no accedió la entidad españolista.

Y fue entonces cuando contactó con él Ostalé, un exárbitro aragonés que entonces ocupaba la secretaría técnica del Zaragoza. Y lo convenció para que fichara por el cuadro maño. Así fue como Gonzalvo pasó a defender la camiseta del club blanquillo la temporada 1941-42 para jugar junto a su hermano Marià, que estaba cedido por el FC Barcelona. En el curso siguiente, 1942-43, experimentó la decepcionante sensación del descenso...

Con la carta de libertad en el bolsillo, fichó por el Sabadell, donde coincidió con su otro hermano, Josep. Un año bueno y otro malo, con otra pérdida de categoría incluida... Fue entonces cuando apareció el FC Barcelona. Era la temporada 1945-46, ya en plena madurez deportiva. Pero en el equipo barcelonista todo fueron problemas. No se entendió con el entrenador Josep Samitier y solo jugó dos partidos de Liga (en Sevilla y Gijón) y un puñado de amistosos. Ganó la Copa de Oro Argentina (sin jugar) y no coincidió nunca en el campo con sus hermanos pequeños, entonces ambos también en el equipo de Les Corts.

Desengañado y dolido, colgó las botas a los 29 años, después de pasarse el curso siguiente (1946-47) en blanco. “Me fui porqué estaba asqueado. Opté por retirarme por razones personales. Estaba amargado, las cosas no me salieron como esperaba”, confesó a la prensa de la época. El FC Barcelona le comunicó por carta la baja a fecha 15 de julio de 1947, después de abonarle 25.000 pesetas. Con este dinero compró a su hermano Josep el bar Negresco, en la calle Consell de Cent esquina Muntaner. A partir de ese momento el establecimiento pasó a llamarse Gonzalvo y Juli lo regentó durante 40 años, hasta que se lo vendió.

Murió en su domicilio, ubicado justo al lado del bar, un día de verano del 2003 (20 de julio), víctima de una embolia cerebral. La saga de los Gonzalvo perdía al pionero, al hombre que abrió un camino que luego seguirían con gran éxito sus hermanos Josep y Marià. Pero ésas son ya otras historias...