LA HISTORIA DEL BARÇA

Celdrán: Especialista en blocar

Aunque en el FC Barcelona no pudo demostrar su talento, triunfó en Osasuna, Elche y Pontevedra. Fue un especialista en el arte de blocar el balón.

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Celdrán, en una imagen cuando pertenecía a la disciplina del FC Barcelona. / Archivo FC Barcelona

David Salinas

Joan Antoni Celdrán Montoya defendió la portería del FC Barcelona entre 1959 y 1963. Nació en L'Hospitalet de Llobregat (Barcelona) el 25 de marzo de 1936. Hijo de José y Salvadora, de Mazarrón (Murcia) y Almería respectivamente, fue el segundo de tres hermanos (Andrés y José) de una familia sin antecedentes deportivos. "Lo más redondo que habíamos visto en casa era una tableta de chocolate", bromea.

Celdrán hizo realidad el sueño de jugar en el FC Barcelona gracias a su constancia y perseverancia. "Un día el club hizo unas pruebas en La Bordeta y allí que me presenté", recuerda. Tenía solo 13 años. El señor Boter, un cazatalentos al servicio del Barça en aquella época, no lo dudó ni un instante y se lo llevó al Juvenil B. El problema es que en este equipo solo podían jugar chavales a partir de los 14 años. La solución, para que Celdrán pudiera alinearse, pasó por falsificar su fecha de nacimiento...

Pasó después por el Juvenil A, Amateur B y Amateur A. Estaba listo para dar el salto al primer equipo, pero el club optó por cederlo una temporada a la UA Horta, en Tercera, para que se fogueara. Celdrán regresó a la entidad barcelonista pero pasó al filial, La España Industrial, equipo con el que consiguió el ascenso a Primera. Y, con el nombre de Condal, la temporada 1956-57, debutó en la máxima categoría del fútbol español. 

Las temporadas siguientes, 1957-58 y 1958-59, siguió enrolado en el Condal, aunque ahora en Segunda después del descenso, consumado la campaña 1956-57, en la que llegó a enfrentarse contra el FC Barcelona. En uno de los amistosos que jugó el primer equipo en Mallorca, el entonces entrenador, Helenio Herrera, lo llamó para que formara parte de la expedición. Celdrán hizo un buen partido y llamó la atención del 'Mago'. "En el viaje de regreso a Barcelona se sentó a mi lado y empezó a bombardearme a preguntas: ¿Cuántos años tienes? ¿Vives con tus padres? ¿Tienes novia?... Me lo preguntó todo, como si de un detective se tratara, aunque de fútbol, ni una palabra. Y, la verdad, no pude salir corriendo porque estábamos dentro del avión".

Celdrán era un portero muy ágil, volaba, era de goma. Y blocaba los balones, nunca los rechazaba. Las horas de entrenamiento para perfeccionar la técnica del blocaje serían incontables. Días y días teniendo delante al entrenador, que chutaba con fuerza y él, en la portería, tratando de coger todos los balones. "El objetivo, claro, era evitar que el rechace diera lugar a una segunda jugada", precisa.

Llegó al primer equipo en un momento complicado. En el marco habitaban Ramallets y el argentino Medrano. Jugó poco. Pasó más partidos en el banquillo que sobre el campo. Eso sí, en el banquillo siempre estaba junto a Helenio Herrera porque "decía el entrenador que le daba suerte, aunque por aquel entonces no se podían hacer cambios". También recuerda que "a pocas horas del Barça-Madrid de Copa de Europa, Helenio me dijo que éste sería su último partido como técnico barcelonista. Y lo fue". 

Celdrán no tiene ninguna duda: "Herrera era un visionario, único. Conseguía todo lo que se proponía... Hacía que el jugador saltara al terreno de juego con la cabeza caliente". En un Valladolid-Barça de Liga el guardameta recuerda una escena que le ha quedado grabada: "Nos tenían ganas en Valladolid y, ¿qué hizo Helenio? Pues salir el primer al campo. Se llevó un broncazo de muy padre y señor mío. Hacía ver que miraba el césped, lo pisaba, lo miraba... Y el público metiéndose con él de una forma bárbara. Transcurridos unos minutos, cuando bajó la intensidad de la protesta, dirigiéndose hacia el túnel de vestuarios, nos hizo un gesto para decirnos que ya podíamos salir. Y cuando nos lo cruzamos de camino, nos dijo: Ya puede salir ustedes. Los he dejado afónicos".

Las historias y anécdotas se amontonan. Celdrán tiene cientos y de una que no termina pasa a otra porque es mejor y acaba de recuperarla de repente. "Ganamos en el campo del Betis y a Helenio le dijeron que el presidente, Miró-Sans, estaba bajando al vestuario. Nos dijo: Muchachos, ahora vendrá el presidente y, cuando entre por la puerta, no paren de gritar. Yo diré que nos había prometido prima doble y, como no podrá hablar, haremos que nos la pague. Y sí, sí, logró lo que se propuso".

Celdrán, ante el muro infranqueable que tenía delante, no tuvo más remedio que buscarse la vida y emigrar. Fue cedido a Osasuna la temporada 1960-61 junto a Fusté y Salvador. Fue campeón de Segunda y fue, también, el portero menos batido de las divisiones nacionales. "Una gran temporada que recuerdo con especial cariño", dice el guardameta. El Barça lo reclamó después de esta espectacular campaña y lo renovó por tres años. Pero solo aguantó dos: 1961-62 y 1962-63. Tampoco tenía sitio y lo que quería, por encima de todo, era jugar. Además, el club había fichado a Pesudo, que volvía a cerrarle las puertas de la titularidad.

Fue traspasado al Elche, donde jugó dos temporadas: 1963-64 y 1964-65. Otra buena etapa, aunque el Segunda. Después dio el salto al Pontevedra, donde vivió sus mejores años como jugador. En Pasarón estuvo cinco temporadas, desde la 1965-66 a la 1969-70. Vivió un ascenso y un descenso. "Querían que renovara, pero la familia tiraba demasiado. Era el momento de volver a casa", recuerda.

Pero todavía tuvo tiempo para seguir jugando en Catalunya, concretamente en las filas del Sant Andreu, donde colgó los guantes. De su etapa en el equipo cuatribarrado recuerda la campaña copera. "Llegamos a los cuartos de final, donde nos eliminó el Sevilla por un solo gol". El Sant Andreu de aquella temporada es recordado como "el equipo de los juguetes" porque "siempre los repartíamos cuando visitábamos a los niños que estaban enfermos. Fue una etapa muy bonita y gratificante". En el equipo catalán es cuando le 'picó' el gusanillo del banquillo. "Ayudaba al entrenador, Lluís Aloy. Me gustó y me saqué el carnet", dice.

Empezó una nueva etapa en su vida que lo llevó a un peregrinaje por los banquillos de media Catalunya: Gramanet, Esparraguera, Europa, Lloret, Manlleu... "Y alguno que me dejo...", suspira. Después inició una etapa más pedagógica en la escuela TARR, en la que se hizo cargo de cientos de chavales. Y, más tarde, volvió al FC Barcelona como cazatalentos para los equipos de base, labor que compaginó con la de entrenador del equipo de la Agrupació Barça Jugadors (ABJ). Confiesa que "el Barça siempre ha sido mi vida".

Celdrán tuvo cuatro hijos: Joan, Maria Dolors, Pau y Jordi. El pequeño, Jordi, fue el único que jugó al fútbol (lo hizo en el infantil del RCD Espanyol) i el tercero, Pau, juega con los veteranos del FC Barcelona.