Volcán de La Palma: ¿Qué consecuencias ecológicas tendrá?

Volcán de La Palma: ¿Qué consecuencias ecológicas tendrá?

Volcán de La Palma: ¿Qué consecuencias ecológicas tendrá?

¿Cuáles serán las consecuencias medioambientales de la erupción del volcán de La Palma? Los expertos afirman que ahora nace un nuevo terreno, una nueva realidad ecológica, que sustituirá la anterior. La colada de lava que se está deslizando pendiente abajo hacia el mar a través del Parque Natural de Cumbre Vieja está cambiando, para empezar, la naturaleza del terreno y va sepultando bajo la lava extensiones de suelo fértil (cultivos) o forestal que quedarán convertidos en malpaís, es decir, una superficie intransitable de rocas afiladas y cortantes típicas de una erupción más o menos reciente.

El catedrático de Ecología de la Universidad de La Laguna, José Ramón Arévalo señala que, técnicamente, está produciéndose un caso de “sucesión primaria”, en la que “aparece un nuevo terreno ahora mismo, sin ningún tipo de vida, a la espera de ser colonizado” por nuevos organismos en el futuro.

Aunque el principal atractivo y valor de este parque natural son precisamente las formaciones volcánicas que en él se encuentran, también hay comunidades vegetales de interés, como es el caso de bosques de pino canario y, en menor medida, laurisilva y fayal-brezal. Estas formaciones vegetales podrían estar en peligro si la lava elige el camino donde se encuentran, y aún quedan días de erupción por delante, según los expertos.

La colonización del nuevo terreno creado por la erupción será lento. Muy poco a poco, nuevas semillas serán transportadas por el viento, las aves u otros animales al inhóspito lugar que a partir de ahora presidirá esta superficie recién creada. Primero nacerá alguna planta de especies con más facilidad para establecerse rápidamente en tan adverso ambiente, Más adelante, incluso algún pino aislado podrá echar raíces al lograr romper con ellas el duro y complicado sustrato rocoso…

Unos 3.000 años para volver a tener un suelo como antes

Allí donde ahora desaparezca una masa boscosa habrá que esperar mucho tiempo para volver a verla. “Lentamente logrará entrar algún árbol aislado, pero para ver un bosque es posible que tengan que pasar 3.000 años”, señala el ecólogo de la Universidad de la Laguna. Ello es así porque, previamente, sobre el malpaís deberá formarse un suelo capaz de albergar un ecosistema como ese, y eso es un proceso lento.

En cambio, lo que sí podrá colonizar rápidamente ese terreno son especies invasoras que han sido detectadas en otras islas de Canarias, como Lanzarote, y que “son muy propensas a colonizar terrenos alterados”, dadas las pocas necesidades que tienen. Son especies de plantas exóticas, ya presentes en las islas, pero que encontrarán terreno abonado sobre las coladas volcánicas. “Eso es un problema, porque las especies invasoras, una vez que se instalan en un sitio, no hay forma de erradicarlas, y suponen una pérdida de biodiversidad en el lugar afectado, porque compiten con las especies autóctonas”, a las que acaban desplazando.

Sí admite el catedrático la posibilidad de que algunos acuíferos subterráneos puedan ser afectados por las emisiones tóxicas derivadas de la erupción. “En la zona afectada, los acuíferos pueden ser contaminados por la emanación de gases, pero eso sucederá únicamente a escala local y habrá que usar esos acuíferos con cuidado. De todos modos, yo no tendría miedo en este asunto, porque los acuíferos están muy controlados por las autoridades”, afirma Arévalo.

Ni tsunamis ni cambios de clima

En cambio, lo que no habrá, asegura categórico, es un cambio en el clima de la isla. La erupción no tiene (y, aparentemente, no tendrá) suficiente magnitud como para afectar el clima ni siquiera a escala local, “a no ser que cambie mucho la situación”, matiza.

El ecólogo recuerda que grandes erupciones, como la de 1883 del Krakatoa, al sur de Indonesia, tuvieron una incidencia en el clima a escala planetaria y sus efectos duraron tres años. No será el caso de Cumbre Vieja: “Tendría que ser una erupción más dramática de lo que está siendo, con emisiones más continuadas e intensas”, señala el científico.

Y, por supuesto, descarta que vaya a producirse un tsunami como consecuencia del desprendimiento de una ladera del volcán sobre el mar. Esta hipótesis descansa sobre una cierta base científica, pues en 2000 el científico británico Simon Day dirigió un polémico proyecto de investigación que terminó con un documental en la BBC en el que predecía el colapso de la isla en una futura erupción, con el consiguiente deslizamiento de gran parte de la isla al mar, lo que provocaría un megatsunami que alcanzaría desde Canadá hasta Argentina y arrasaría toda la costa este de los EE. UU., destruyendo ciudades como Nueva York, Washington o Miami. “Esa sería el escenario más apocalíptico, y de hecho tsunamis así han sucedido en Canarias, pero no parece que vaya a ser este el caso”, afirma el ecólogo.

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Foto principal: holaislascanarias.com