¿Qué son los incendios de sexta generación, como el que ha arrasado Málaga?

¿Qué son los incendios de sexta generación, como el que ha arrasado Málaga?

¿Qué son los incendios de sexta generación, como el que ha arrasado Málaga?

Los incendios forestales ya no serán como antes. Cada vez serán más violentos e inabarcables por los servicios de extinción. El de Málaga ha sido un ejemplo. El incendio que ha asolado Sierra Bermeja es inédito en Andalucía y en España. Apenas tiene antecedentes, como el sufrido en Pedrógão (Portugal) hace cuatro años, por lo que su evolución y todo el trabajo realizado para combatirlo será ahora estudiado en profundidad para diseñar estrategias que hagan frente a los que, probablemente, están por venir.

Estos incendios, llamados de sexta generación, no dependen ya tanto de los factores externos -como el viento- para propagarse, sino que son capaces de encontrar sus propias vías, lo que los hace muy erráticos e imprevisibles.

Además, llevan aparajeado el peligroso fenómeno de los pirocúmulos y los pirocumulonimbos, que son grandes nubes de desarrollo vertical, originadas por el propio incendio, y que son capaces de penetrar en la atmósfera a gran altura. Están formadas por capas cálidas y capas frías y húmedas, donde flotan las pavesas o partículas incandescentes.

Si estas nubes se derrumban sobre el suelo, pueden generarse nuevos incendios y, además, encerramientos masivos de bomberos forestales, por lo que obligan a la rápida retirada de los efectivos por prevención -como ya ha ocurrido en el incendio de Sierra Bermeja-, ralentizando y complicando las tareas de extinción.

Detrás de este nuevo tipo de incendio tan «hambriento», como lo definió el subdirector del centro operativo regional del Infoca, Alejandro García, hay diversos factores, todos ellos relacionados con el cambio de costumbres sociales, que motivó hace décadas la diáspora de la población desde las zonas rurales hasta las urbes, dejando desatendido el campo.

«Lo que nosotros catalogamos ‘por generaciones’ es cómo han ido añadiéndose factores para generar un incendio. Los de primera generación son los que teníamos a principios del siglo XX. Con el monte limpio, con mucha población asentada en el medio rural, teníamos algún incendio menor de algún rayo… prácticamente no había nada, incendios que se apagaban casi con las manos», explica Juan Sánchez, director regional del Plan Infoca.

Los años posteriores se caracterizan por el abandono del medio rural, así como la reducción de prácticas como la ganadería o la agricultura tradicional, a lo que se añade la urbanización del entorno natural.

Volver al campo: la solución

La violencia y la potencia de estos incendios, aún más voraces cuando se encajonan en zonas de tan difícil acceso y con tan poco margen de maniobra como es el entorno de Sierra Bermeja, llevan al director regional del Infoca a afirmar, con pocas vacilaciones, que «ahora mismo nadie está preparado para minimizar esos riesgos».

De hecho, la solución no se debe basar tanto en potenciar los servicios de extinción como la prevención. Por su enorme capacidad destructora y rápido avance, los incendios de sexta generación son casi inabarcables e incontrolables. Además, el cambio climático y el calentamiento global está acudiendo en ayuda de estos megasiniestros.

«El futuro para atajar y convivir con los incendios forestales, que es algo que tenemos que hacer, es minimizar la continuidad de los materiales combustibles y utilizar de nuevo los montes. Tenemos que hacer agricultura de montaña, ganadería extensiva, tener aprovechamientos forestales», expone García.

«Sé que queremos ver los árboles y nos da apuro hasta cortar un árbol, pero para convivir los montes que tenemos, que son todos antropizados, y que esto sea sostenible en el momento en el que estamos, tenemos que gestionar el paisaje».

En este sentido, la consejera de Desarrollo Sostenible, Carmen Crespo ha avanzado que una apagado el fuego, el Consejo de Gobierno de la Junta de Andalucía, junto con los alcaldes de la zona, plantearán un grupo de expertos y un comité técnico para «la reforestación y estudio posterior» de la sierra.

«El campo tiene que ser utilizado. Ha habido una corriente donde todo el mundo se salía de la zona rural y nosotros necesitamos a la gente en la zona rural, siempre que se preserve el medio natural. Ganadería extensiva, la silvicultura… hace falta fomentar todo eso. Y, por supuesto, gastar recursos en cortafuergos», ha asegurado Crespo.

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