España, referente mundial en desalinización, con 765 plantas instaladas

España, referente mundial en desalinización, con 765 plantas instaladas

España, referente mundial en desalinización, con 765 plantas instaladas

Por: Joaquín Melgarejo, director del Instituto del Agua de la Universidad de Alicante

La industria de la desalinización en España lleva más de una década liderando proyectos en el extranjero y siendo un referente mundial. Sin embargo, ¿quién es conocedor del liderazgo español en el sector de la desalinización? Es un hecho poco conocido.

En el Instituto del Agua y las Ciencias Ambientales de la Universidad de Alicante, un grupo de investigadores lleva años estudiando el sector y las empresas españolas. Este grupo ha generado numerosas publicaciones, pero la última destaca por el alto índice de impacto y valor de la publicación. El trabajo, titulado ‘The financial and legal feasibility of a desalination project’ se ha publicado en la revista científica Desalination.

En este trabajo, los autores (Borja Montaño, Marcos García y Joaquín Melgarejo) analizan el modelo jurídico y financiero que permite la viabilidad de un proyecto de desalinización. Para establecer un modelo general, los autores parten del estudio de diversos países como Argelia, Túnez, Egipto, España, Australia… Existe una amplia bibliografía que analiza los costes del agua desalinizada en base a la ingeniería o el precio de la energía.

Pero este estudio de la Universidad de Alicante es el primero en esclarecer la ingeniería contractual que hay detrás de un proyecto de esta envergadura y su impacto sobre la viabilidad económica, social y ambiental.

En la actualidad, en España hay instaladas un total de 765 plantas desaladoras con producciones superiores a los 100 m³/día. De ellas, 360 son desaladoras de agua de mar y 405 de agua salobre. En cuanto a su producción, 99 son de gran capacidad.

Los contratos del agua desalada

En los contratos que se firman se condiciona en buena parte el coste de obtención del agua, pues estos pueden agregar complejidad e incluso se pueden generar vacíos legales, así como riesgos. Destacan, por su importancia: el contrato de construcción y/o explotación, el contrato de asociación, el contrato de financiación, el contrato que regula el uso del terreno, el contrato de compraventa del agua y los acuerdos entre prestamistas y avalistas.

De otro lado, los agentes que toman parte en el proyecto, así como su grado de implicación, son un elemento central de un proyecto. En el estudio se analiza el impacto que tiene el nivel de implicación del sector público en el proyecto, así como la relevancia de otros agentes, entre los que destacan: la o las empresas tecnólogas, empresas públicas en las que el Gobierno esté delegando, la empresa que compra y distribuye el agua, los bancos y/o las entidades que aportan financiación.

El grado de implicación del sector público en el proyecto varía en cada caso y en el estudio se llega a la conclusión de que una mayor implicación del sector público proporciona mayores garantías al proyecto, lo que aminora el grado de complejidad necesario para llegar a acuerdos entre el resto de agentes.

A modo de ejemplo, la empresa tecnóloga que va producir el agua quiere tener la garantías de que va a cobrar por el agua, pero si la empresa que firma la compra del agua no cuenta con el aval del Gobierno, sino que actúa por ella misma, probablemente no va a poder dar el nivel de garantía suficiente de pago, por lo que sería necesario realizar un aval.

En el trabajo se cita un caso en el que una empresa pública de alto patrimonio aparece como avalista de la empresa encargada de la compra y distribución del agua. El grado de implicación del sector público condiciona el nivel de garantía de casi todos los contratos que permiten el funcionamiento del proyecto, y un elemento de gran importancia es la facilidad con la que se puede financiar el proyecto.

Si el sector público tiene una baja implicación en el proyecto, quienes financian el mismo verán mayores riesgos que deberán cubrirse con avales, seguros y una serie de trámites que incrementarán el coste del proyecto (pudiendo incluso imposibilitar el mismo) lo que implicará un mayor coste de producción del agua desalinizada.

El proceso de la desalación

La desalación es un proceso de separación de sales de una disolución acuosa, pero que puede ampliarse al proceso de separación del agua de las sales, ya que existen tecnologías que realizan este proceso y el fin último a perseguir es la separación de ambos componentes para uso humano del agua dulce producto.

Los recursos hídricos susceptibles de desalación pueden tener básicamente dos orígenes: agua de mar o agua subterránea salinizada; estas últimas pueden proceder de acuíferos costeros en contacto directo con el mar y de acuíferos aislados del mismo.

No existe en la actualidad en España un inventario de las estructuras geológicas que almacenan aguas salobres y que sean susceptibles de aprovechamiento. La disponibilidad de esta información podría resolver algunos de los problemas de escasez existentes en determinadas zonas.

La extracción de las aguas salobres disponibles en un acuífero, si no se dispone de un conocimiento suficiente del mismo, y de una adecuada programación de bombeos, puede dar lugar a graves problemas de deterioro de su calidad natural. Este caso puede darse tanto en acuíferos conectados con el mar como no: así, unas extracciones mal planificadas pueden incrementar los procesos de disolución de formaciones salinas, o el avance no controlado de la interfaz.

Este estudio ha sido posible gracias a la continua colaboración entre empresa y universidad de la que se beneficia el Instituto Universitario del Agua y las Ciencias Ambientales de la Universidad de Alicante.

Informe completo: https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S001191642100309X)

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