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Giorgi Mamardashvili, el rayo de esperanza en un Valencia maltratado
Cedido en el cuadro 'che' hasta final de temporada, el portero georgiano, propiedad del Liverpool, tiene una última misión en Mestalla

Giorgi Mamardashvili, portero del Valencia / EFE
El Valencia está en la uci y el diagnóstico no es positivo. Colistas de LaLiga con 7 puntos en 11 jornadas, los de Rubén Baraja tienen a un virus devastador en su propia casa. La gestión de Peter Lim, propietario del club desde hace diez años, está condenando a una entidad que no hace demasiado estaba peleando por ganar la Champions y que se destacaba como uno de los grandes equipos de España.
Hace unos días, una leyenda del club como Santi Cañizares definía la situación del Valencia como una "enfermedad que tiene una metástasis tremenda". Una valoración que encaja a la perfección con todos los valencianistas de corazón que sufren con la caída libre que protagoniza su equipo temporadas tras temporada, y que esta campaña puede terminar con un final trágico: el descenso.
Desde la llegada de Peter Lim, el Valencia adoptó un modus operandi muy peligroso: los jugadores que destacaban salían del club de inmediato, pero nunca se hacía un esfuerzo para traer a sustitutos a la altura. El combinado 'che' se ha salvado de pisar la categoría de plata de nuevo gracias a una cantera que ha sacado las castañas del fuego cuando el nivel de la plantilla no daba para la permanencia. Sin embargo, hoy están más presentes que nunca los fantasmas de la temporada 1985/86, la única en la que el Valencia descendió a Segunda.
COLISTAS Y SIN ESPERANZA
Un triunfo, cuatro empates y seis derrotas. Este es el balance de un Valencia tocado y casi hundido con 7 puntos en once jornadas. Instalados en la parte más baja de la clasificación, a un punto de Real Valladolid (8) y a dos de la UD Las Palmas (9), se agarran a cualquier esperanza para evitar un batacazo irreversible. La presión es grande porque los de Rubén Baraja saben que cada semana que pasa sin puntuar es una piedra más que les ancla en un pozo con un fondo más oscuro. Pero hay un rayo de esperanza: Giorgi Mamardashvili.

Mamardashvili, portero del Valencia, en el duelo contra el Atlético de Madrid / EFE
Antes de la Eurocopa, nadie confiaba en que el meta georgiano estaría en Mestalla para tratar de salvar al Valencia esta temporada. La dimensión del jugador, en ascenso y con más cartel en Europa, se había comido a la del club, cada día más débil y lejos de los grandes del país. Sin la intención de la directiva de apostar por el equipo y traer piezas de nivel para mejorar los resultados, su futuro en Mestalla estaba sentenciado y todo apuntaba a una salida a la Premier League.
UNA REVALORIZACIÓN DE ESCÁNDALO
Mamardashvili cumplía a la perfección con la gestión de Peter Lim. Aterrizó en Mestalla como cedido a cambio de 200 mil euros, procedente del Dinamo Tbilisi de su Georgia natal, el verano de 2021. En enero de 2022 el Valencia desembolsó 850 mil euros para hacerse con sus servicios de manera permanente. En total, le costó al Valencia poco más de un millón de euros y en cosa de dos años lo iban a vender por unos 40 'kilos'. En la mente del magnate de Singapur, una operación redonda.

Giorgi Mamardashvili, nuevo jugador del Liverpool / EFE
El Valencia se movió en el mercado para encontrarle un relevo. Evidentemente, sin gastar un duro. Stole Dimitrievski terminaba contrato con el Rayo Vallecano y aprovecharon para firmarlo como agente libre hasta junio de 2028. Un portero fiable, con experiencia en LaLiga, pero lejos del inmenso nivel de Mamardashvili. Finalmente, vendieron al georgiano al Liverpool, a cambio de 35 millones de euros (entre fijos y variables), pero se quedó esta temporada cedido en Mestalla.
Pese a que los reds cuentan con Alisson, por el que pagaron 73 millones de euros a la Roma en 2018, buscaban a un sustituto de garantías que, hoy, es la esperanza del valencianismo. Cuando Baraja supo que podría contar con el este curso, no lo dudó ni un segundo: titular indiscutible. Mamardashvili no se ha perdido ni un solo segundo de juego y ante el Getafe, el pasado domingo, salvó un punto que puede ser determinante a final de temporada.
UNA DOBLE PARADA IMPRESIONANTE
El Valencia acabó empatando en el Coliseum (1-1) tras un penalti de Arambarri en el 90' que igualaba el gol inicial de Barrenchea, pero el desenlace habría sido fatal de no ser por los reflejos de felino del georgiano. Era el minuto 95' cuando el Getafe tuvo una doble ocasión escandalosa para sellar los tres puntos, cuando se topó con el muro valencianista. Primero, se estiró a la velocidad de la luz para sacar un cabezazo a bocajarro que cambió radicalmente de dirección después de que un defensa 'che' lo desviase. Después, con más espectacularidad si cabe, se elevó desde el suelo para negarle el gol a un Bertug Yildirm que cazó el rechace sin oposición. Los azulones no se lo podían creer.
Pese a la nefasta situación, el Valencia tiene a uno de los mejores porteros de la categoría y podrá contar con él hasta el final de curso. Cañizares aseguraba que el "Valencia ya ha perdido la categoría, ahora falta por ver si se puede mantener en Primera". No le falta razón. No obstante, que el Valencia recupere su estatus pasa por mantenerse como sea entre los mejores del fútbol español, y si eso sucede esta temporada, no hay ninguna duda de que mucha 'culpa' será del meta georgiano.

