El Atalanta-Valencia, una bomba biológica

El Atalanta no tuvo rival y el Valencia se lleva una goleada de Italia

El Atalanta no tuvo rival y el Valencia se lleva una goleada de Italia / MEDIAPRO

SPORT.es

El Atalanta-Valencia disputado el pasado 19 de marzo en San Sirio ha estado en el ojo del huracán desde antes de disputarse. El Covid-19 ya había llegado a Italia, pero el duelo se disputó. Fue en San Siro, a 60 kilómetros de Bérgamo, uno de los epicentros del coronavirus en el país de la bota, debido a que el Atalanta disputa sus encuentros de Champions puesto que su estadio, el Azurri D’Italia, no cumple con la normativa para la disputa de la máxima competición continental.

El caso es que el partido estaba bajo lupa, y desde España se recomendó a todos los que se desplazaran tuvieran en cuenta determinados aspectos higiénicos y de salud, pero ello siempre es complicado en un estadio al que esa noche acudieron 45.792 personas, de las cuales 2.500 eran aficionados del Valencia.

Casi cincuenta mil almas que se pasaron el día confraternizando, compartiendo cervezas, abrazos y besos, y abarrotando el metro de la capital de Lombardía. Ambiente distendido, festivo incluso, sobre todo para los hinchas locales, que festejaron por todo lo alto la clara victoria (4-1). 

“Creo que el partido del 19 de febrero jugó un papel importante. Un tercio de la población de Bérgamo se concentró en un estadio e hizo una fiesta. No es por azar que sea la zona más afectada y no es por azar si los valencianos que pasaron de Italia a España actuaron como transmisores en su país”, señaló Walter Ricciardi, representante en Italia de la Organización Mundial de la Salud (OMS) al canal ‘Rai News 24’.

Teoría reforzada

La opinión de los doctores que trabajan a un ritmo frenético en la Lombardía es esa: que el Atalanta-Valencia fue un gran foco de contagio. Y es que a la masa de gente que se vio en el estadio, en los metros y trenes y por las calles hay que sumarle el gran ambiente vivido entre las dos aficiones. Eso que tanto nos gusta en el fútbol, el amor por el deporte y el respeto por el rival, esta vez fue nuestro peor enemigo.

Porque los cánticos de unos y otros, el contacto y las cervezas que pasaban de boca en boca fueron el mejor transmisor del virus. “El 19 de febrero, 40.000 ciudadanos de Bérgamo acudieron a San Siro en Milán para ver el Atalanta-Valencia. En autobús, en coche, en tren. Fue una bomba biológica, desafortunadamente”, señaló Fabiano di Marco, jefe de Neumología del hospital de Bérgamo al ‘Corriere della Sera. “Retrospectivamente, fue una locura disputar ese partido con público, pero las cosas no estaban entonces muy clara”, añadió Francesco Le Foche, inmunólogo en el Hospital Umberto I de Roma, al ‘Corriere dello Sport’. “Fue el partido cero”.

No se puede concluir que el encuentro disputado en San Sirio haya sido el foco de la expansión del coronavirus, pero sin duda ayudó a ello y fue uno de los vehículos transmisores más potentes.