US Open: el Grand Slam más abierto a los cambios

El US Open es el Grand Slam más abierto a los cambios

El US Open es el Grand Slam más abierto a los cambios

Neus Yerro

Cada torneo de Grand Slam tiene su encanto. El del US Open es que es puro espectáculo. Pero en realidad deberíamos corregirlo y hablar de él como el 'grande' de la innovación. Porque es el más atrevido y abierto a los cambios de los cuatro.

En lo único en lo que no fue el primero fue en tener un techo. Las dimensiones faraónicas de la Arthur Ashe, con capacidad para 23.000 espectadores, obligaba a construir una estructura enorme (ya no hablamos de la inversión), y por eso tardó un poco más que Australia y Wimbledon. 

En 1970 instauró el 'tie break'. Era algo distinto al actual (entonces ganaba el primero que llegaba a 5 puntos, con un punto decisivo con 4-4). El que conocemos se instauró en 1975... y en Nueva York puede decidir todos los sets, incluido el quinto. En el resto de Grand Slams, la 'muerte súbita' llegó en 1979.

Tres años más tarde, el US Open se convirtió en el mayor defensor de la igualdad de género al otorgar el mismo premio a sus dos campeones individuales. Hubo que esperar hasta el siglo XXI para que el resto de 'grandes' siguiera sus pasos: Australia en el año 2000; Roland Garros y Wimbledon, en 2007.

Las sesiones nocturnas (que ahora también tienen otros torneos del circuito) empezaron a celebrarse en 1975 cuando el torneo ni siquiera se disputaba en las instalaciones actuales sino en Forest Hills y se jugaba sobre tierra batida. Son un auténtico show al más puro estilo americano y el público es el más ruidoso y el que más se involucra con su favorito.

La música en los descansos es otra de las marcas de identidad del torneo, con un excepcional 'dj' que elige las canciones en función de lo que está pasando en la pista y que hace que el público se divierta. 

Durante décadas, tres de los cuatro Grand Slams se disputaron en la misma superficie, la hierba. El US Open era uno de ellos. Primero cambió a tierra, superficie en la que se compitió durante tres años, para finalmente decidirse por la pista dura al tiempo que se inauguraban las pistas de Flushing Meadows, su ubicación actual, en 1978. Era la primera vez que un 'grande' no se jugaba en una de las superficies tradicionales (hierba o tierra). Australia siguió sus pasos en 1988 al trasladarse también a su actual sede, Melbourne Park.

En 2006 volvió a ser pionero: utilizó el 'Ojo de Halcón', el sistema de revisión de las jugadas, que ya se había probado unos meses antes en el Masters 1000 de Miami. El primero en solicitarlo fue el estadounidense Mardy Fish, ya retirado.

Diez años después, el US Open ha probado otras innovaciones. Aunque sólo en la fase previa: un cronómetro en el marcador para que los jugadores sepan cuánto tiempo les queda para servir y no ser amonestados (lo han bautizado como 'shot clock'), para que finalice el calentamiento, para que empiece el partido, para que acabe el descanso... además, también podían intercambiar opiniones con su entrenador si estaban en su lado de pista o por gestos cuando estaban al otro lado, aunque, como es lógico, sólo entre puntos.

Otras innovaciones como el 'Super Saturday' del segundo fin de semana, con las semifinales masculinas y la final femenina en un mismo día, han sido suprimidas. Ahora, como en los otros 'grandes', los tenistas disponen de un día de descanso entre las semifinales y la final.

Y, para rematarlo, el US Open ha sido el primer Grand Slam que ha concedido una invitación a Maria Sharapova tras cumplir su sanción por su positivo en el Open de Australia 2016. Y la rusa se lo ha devuelto con la victoria más importante tras su regreso: doblegó a la rumana Simona Halep.  

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