Así es el recorte de peso que se lleva a cabo en MMA para pelear: sudor, lágrimas y "mucho más doloroso que un puñetazo"

La peleadora de artes marciales mixtas Aitana "El Pitbull" Álvarez explica a este periódico el arduo proceso que supone cumplir con la báscula

Aitana "El Pitbull" Álvarez

Aitana "El Pitbull" Álvarez

Joaquín A. Cuesta

Joaquín A. Cuesta

Cualquier fanático a las artes marciales mixtas ha podido escuchar alguna vez en su vida la afirmación de que “lo más duro de pelear no es la pelea en sí”. Y es muy cierta. Aitana Álvarez, “El Pitbull”, da fe de ello.

Nacida en San Sebastián en 1999, hija y nieta de peleadores, esta artista marcial mixta está dispuesta a todo por llegar a conseguir su sueño: ser reconocida en la escena y poder llegar a ser un ejemplo para la siguiente generación. Con ese fin, ella se ha vuelto -aunque siempre lo ha sido-, una peleadora muy estricta. Tanto que “no me salto la dieta prácticamente ni un solo día en los 365 que tiene el año”, comenta la luchadora a este periódico. Pero solo hay una rival que separa a un peleador de su sueño, mucho más dura que cualquier morlaco de 200 kilos, o mucho más dolorosa que un golpe bien conectado: la báscula.

Dentro de las MMA, al igual que en otros deportes de contacto, existen las categorías de peso para equiparar los enfrentamientos. En el caso de los hombres, están por ejemplo el peso ligero (70 kilos), el pluma (66 kilos); en el de las mujeres, 57,52… Esto provoca que el 100% de los deportistas tengan que recortar peso para poder competir. Sin embargo, existe un gran hándicap para aquellos que recortan menos que su oponente: este llegará mucho más pesado al octágono 24 horas después de pasar por la pesa.

Por ello, Álvarez ha decidido bajar de categoría (de 57 a 52 kilos), “porque antes era la que menos pesaba y mis rivales llegaban a la jaula seis kilos más pesadas que yo”, apunta Aitana, que ha documentado todo el proceso de recorte de peso para sus redes sociales. Para ella “ya no es tan difícil como antes gracias a mi nutricionista, Lautaro Arborelo”: “Me tomo esto muy en serio y no dejo que mi mayor vicio (la comida) me estropee mi sueño”, remarca con decisión la peleadora, que vive a caballo entre Valencia y Suecia para entrenar.

Por la izquierda, Aitana Álvarez en 52 kilos; por la derecha, en 57

Aitana Álvarez

Y es que la batalla que tiene que lidiar un luchador para cumplir con “la dolorosa” es ardua. Deben seguir una dieta muy estricta y no flaquear. Además, varios días antes del pesaje se sobre hidratan para luego sudarlo todo. “Yo he llegado a perder seis kilos en un día”, apunta Álvarez, aunque no suele ser lo normal en ella. “Para mí no es tan complicado porque lo llevo a rajatabla. Es una pena tirarlo todo por la borda por picar un día”, explica.

Para ello no hay una receta secreta: sauna, circuitos y bañeras de agua fría y caliente. Es decir, “sudar, sudar y sudar”. “Hay peleadores que llegan a cometer barbaridades, incluso escupir dentro de un vaso”, comenta “El Pitbull”, que asegura que cuando llevas una pérdida de masa corporal tan masiva en tan poco tiempo, “te sientes superado por la situación”: “en ese momento tienes que mantener la cabeza fría y ser muy estricto y constante, no te puedes venir abajo”, reza.

Eso sí, cuando por fin cumples con la báscula, el primer trago de agua es el premio a un sacrificio que poca gente sería capaz de llevar a cabo. Ese primer trago “es algo maravilloso, es el premio de haber estado sacrificándote tanto tiempo, aunque hay que ir muy poco a poco”, apunta Álvarez. “Empezamos hidratando el cuerpo con líquido y después ya comes, si no puedes tener una reacción muy mala y caer enfermo”, subraya.

Cumpliendo como cumple con la báscula, como una auténtica campeona, Aitana Álvarez tiene la mitad del camino hecho para llegar a conseguir su sueño, ser reconocida y poder, algún día, “llegar a la UFC”. “A cualquiera le encantaría, pero primero hay que labrar bien el camino para lograrlo. Quizá en unos años, quién sabe”, reza “el Pitbull”, quien, tiene como referentes dentro de la compañía de artes marciales mixtas norteamericana a George St. Pierre y a Cris Cyborg, a quien “me encantaría pegar”, bromea.

Una peleadora “all rounded”, como le dicen en Suecia, a quien le gusta desarrollar sus peleas “desde todas las distancias”. “Puedo manejar la contienda en todos los ámbitos, aunque mi fuerte es el trabajo de lucha, el judo en la pared y el dominio a ras de lona, aunque lo trabajo todo y en esta categoría se va a ver mi evolución en el striking”, asegura Álvarez, quien vaticina volver a pelear en mayo con una peleadora de la que no puede dar más detalles: “Si se dan las cosas puede ser una pelea muy interesante por el background de mi rival. Ha peleado con nombres muy reconocidos dentro de la escena y puede ser una lucha de las que sales con un nombre”, alega Aitana Álvarez, cuyo nombre sonó en repetidas ocasiones para sustituir a una baja que hubo en el “DogFight Wild Tournament”, evento de MMA organizado por el youtuber Jordi Wild. “Me ofrecieron la pelea, pero yo no cojo remplazos ni boxeo. Además, me parece un espectáculo que no tiene mucho que ver con el deporte profesional, por lo que no me interesa, no aporta nada a mi carrera. Además, no quiero tener fanáticos que se interesan por el morbo sin tener más idea de lo que produce esta disciplina”, comenta una Álvarez que esperemos que dentro de poco pueda subirse a la jaula y gane, y vuelva a ganar. Y quién sabe si no terminará cumpliendo su sueño noqueando a Cyborg.