Vingegaard, el ciclista que rompe con la antigua Dinamarca que se alió con el dopaje

Riis fue tachado durante un tiempo como vencedor del Tour de 1996 y Michael Rasmussen huyó de la carrera por la cocina de un hotel cuando tenía sentenciada la ronda francesa de 2007

La Dinamarca que hace ya casi una eternidad se entregó en cuerpo y alma en la salida del Tour 2022 confía en Vingegaard para ganar un primer Tour con honradez y sin hacer trampas.

Vingegaard y Wout van Aert se abrazan tras la última contrarreloj

Vingegaard y Wout van Aert se abrazan tras la última contrarreloj / Le Tour / Charly Lopez

Sergi López-Egea

Sergi López-Egea

En la cumbre de Hautacam, año 1996, José Luis Arrieta fue el segundo corredor del Banesto que cruzó la línea de meta. Se acercó a Miguel Induráin que reponía fuerzas en la furgoneta del equipo. “¿Qué tal ha ido, Miguel?”. “Como si nos vamos a casa, ya no hay nada que hacer”. No hubo nada que hacer porque Bjarne Riis, el primer corredor danés que ganó un Tour acababa de dejar sentenciada la victoria en París, en el mismo lugar en que lo hizo Jonas Vingegaard 26 años después.

Riis todavía posee el récord de ascensión a la cumbre pirenaica. Subía sin cadena, como ni antes ni después ha podido hacer ningún mortal ante la sorpresa de Induráin y el resto de los rivales. Riis ganó el Tour con la sospecha del dopaje y con confesiones posteriores por el uso de sustancias y métodos prohibidos. Durante un tiempo la victoria de 1996 se mantuvo en blanco, como si no hubiese vencedor. Luego, de forma incomprensible y hasta injusta para Lance Armstrong (si se peca una o siete veces se peca igual), fue restituido. Nunca ha podido presumir de un triunfo que tampoco festeja Dinamarca. Riis ni estuvo en la salida danesa de este Tour.

Pero es que el siguiente gran protagonista danés en el Tour, año 2007, tampoco tuvo un final feliz. Michael Rasmussen peleó con un joven Alberto Contador por la victoria en París. Lo hizo perseguido por la duda de haberse saltado los controles antidopaje previos al Tour diciendo que estaba en un lugar cuando entrenaba en otro. Tal fue la presión que al final acabó huyendo por la cocina de un hotel de Pau a tres días de acabar un Tour que había sentenciado en el Aubisque.

Hoy, Rasmussen es el enviado especial de un diario danés, rechaza el dopaje que acabó con su carrera deportiva y se alegra de los éxitos de su compatriota Vingegaard. Él corría en el mismo equipo, aunque con la denominación de Rabobank con el que el ciclista escandinavo ha ganado este Tour. Hacía cuatro décadas que una escuadra neerlandesa no llegaba con un corredor del equipo vestido de amarillo a París.

A Vingegaard le preguntaron si su triunfo era una victoria ‘limpia’ y contestó con absoluta rotundidad para apartarse de la senda de sus predecesores de amarillo. “En mi equipo todos somos ciclistas limpios y nadie toma nada ilegal y si somos el mejor bloque ciclista es porque nadie prepara las carreras tan bien como nosotros”. Por eso, la Dinamarca que hace ya casi una eternidad se entregó en cuerpo y alma en la salida del Tour 2022 confía en su joven héroe para ganar un primer Tour con honradez y sin hacer trampas.