El monoplato, la última revolución del ciclismo en carretera

Las bicicletas monoplato de 3T con las que compite el equipo Aquablue

Las bicicletas monoplato de 3T con las que compite el equipo Aquablue / Sportmed

Javier Giraldo

Javier Giraldo

Hace aproximadamente cuatro años que en las bicicletas de montaña se empezó a imponer el plato único, una novedad que sonaba incongruente al principio, pero con los ajustes en el carrete de piñones terminó por consolidarse en el mercado de ciclistas amateurs y profesionales.

Algo similar está ocurriendo con el ciclismo de carretera, una disciplina que debe combinar las exigencias del ciclismo profesional con las preferencias y los bolsillos de los aficionados.

Una de las preguntas que sobrevuela el panorama ciclista durante este inicio de verano y en las primeras etapas del Tour de Francia tiene que ver con el monoplato: ¿acabará imponiéndose también en carretera, como lo hizo en montaña?

SPORT intentó comprobarlo aceptando la invitación de Sportmed a probar uno de los modelos de bicicleta monoplato que comercializa la marca italiana 3T, pionera en introducir en el mercado las bicicletas de carretera con un solo plato.

una idea del fundador de cervélo

El ‘padre’ de la idea es el ingeniero mecánico holandés Gerard Vroomen, fundador de Cervélo, experto en aerodinámica e impulsor (junto a René Wiertz) de 3T, firma con base en la localidad italiana de Brembate, a pocos kilómetros de Milán, de larga tradición en la fabricación de componentes.

Las medidas estándar en las bicicletas de carretera suelen ser dos platos: el pequeño, con 34 dientes; el grande con 50. El carrete suele montar once piñones (11 dientes el más pequeño, 25 el más grande).

Son las medidas a las que están acostumbradas la inmensa mayoría de cicloturistas aficionados: los profesionales suelen montar platos ligeramente más grandes.

un plato único, de 48 ó 50 dientes

En cambio, el monoplato significa llevar un único plato, que puede ser de 48 ó de 50 dientes. Lo primero que piensa el usuario novato es que será imposible afrontar subidas de cierta exigencia con un plato tan grande.

Es ahí donde entra en juego el carrete de piñones, que en este tipo de bicicletas abarcan una gama más amplia, que se mueve entre los nueve dientes de los piñones más pequeños y los 42 de los más grandes. Son carretes de once piñones, pero las marcas especializadas en el sector (Campagnolo, Shimano, Sram y Rotor, especialmente) ya están preparando carretes de doce e incluso trece piñones.

una cuestión de porcentajes

Todo es una cuestión de porcentajes: si en una bicicleta estándar el desarrollo más suave para subir un puerto puede ser el 34-25 (plato de 34 dientes, piñón grande de 25), el porcentaje resultante es de 1,36. (Dicho porcentaje se refiere a la velocidad con la que el ciclista mueve sus piernas, con relación a la velocidad a la que giran sus piernas). Para un descenso, en cambio, el desarrollo sería un plato de 50 y un piñón de 11. Es decir, un porcentaje del 4,55.

La sorpresa viene al comprobar que los porcentajes son prácticamente similares con un plato único: si el ciclista monta un solo plato de 48 dientes y porta un casette de once piñones (el más pequeño de 10 dientes y el mayor, de 42) puede obtener porcentajes incluso más eficientes: un 48-10 para bajar (el porcentaje es de 4,80) y un 48-42 para subir (porcentaje de 1,14, una pedalada más cómoda que con los desarrollos actuales).

El monoplato aún es una rareza en el ciclismo profesional, pero algunos equipos ya compiten con este sistema : es el caso del Aquablue, equipo irlandés de la categoría profesional continental, que ha llegado a un acuerdo para correr con bicicletas 3T.

la opinión del profesional

Uno de sus ciclistas, el neozelandés Aaron Gate, residente en Girona, realizó uno de sus entrenamientos con SPORT y un reducido grupo de periodistas especializados por los alrededores de Manresa.

Gate lleva un tiempo entrenando y compitiendo con una bicicleta monoplato (en su caso, entre los 52 y los 54 dientes) y está convencido de que la innovación acabará por imponerse en el mercado de aficionados.

“Tiene la ventaja de que te ahorras el desviador y posibles problemas mecánicos con el cambio de plato: también el ahorro de peso se deja notar”, reflexiona Gate, que durante estos días participa en la Vuelta a Austria.

En el Tour de Francia que arrancó el pasado sábado, todos los corredores competirán con doble plato, pero quizá en la edición del año próximo empezarán a verse bicicletas monoplato en el pelotón internacional, una innovación que puede seguir el mismo recorrido que los frenos de disco, que la UCI acaba de aprobar en competiciones oficiales.