Van der Poel pasa al ataque y Roglic se hunde

Ofensiva del nieto de Poulidor contra el equipo de Pogacar, en una gran etapa de media montaña ganada por el esloveno Matej Mohoric

El jersey amarillo cobra más ventaja respecto a sus perseguidores en la general ante las dos etapas en los Alpes

Van der Poel y Van Aert cerca de meta

Van der Poel y Van Aert / EFE

Sergi López-Egea

Sergi López-Egea

Iba a estar un par de etapas de líder para homenajear a su abuelo Raymond Poulidor. Hasta se decía que cualquier día Mathieu van der Poel se iba del Tour con una excusa para preparar la prueba olímpica de bici de montaña. Llegó la contrarreloj y removió cielo y tierra hasta encontrar  unas ruedas supersónicas, que localizó en Andorra donde viven decenas de ciclistas, para mantenerse de líder en la general. Y en la primera etapa que ha encarrilado  puertos de media montaña, en la Borgoña, el líder la organizó para afianzarse al frente de la general con más tiempo ganado y poner al conjunto de Tadej Pogacar contra las cuerdas.

Van der Poel no quiere estar de paso en este Tour. La teoría dicta que entre hoy un mañana, en los Alpes, el fenómeno holandés con sangre francesa y genes de dos campeones (recuérdese que su padre Adrie van der Poel también llevó el amarillo que nunca vistió el abuelo Poulidor) ya dispone de una ventaja de 3.43 minutos sobre Pogacar después de que se colase en una numerosísima fuga formada en los inicios de la séptima etapa donde también entró su enemigo acérrimo, Wout van Aert, la pareja de moda, los mejores en las clásicas y en el barro del ciclocrós, y quienes por un día enterraron las diferencias porque a los dos les interesaba ganar tiempo y porque Van Aert tiene ahora la oportunidad de coger el timón del Jumbo después de que su jefe Primoz Roglic se hundiera en puertos que en buen estado de forma habría subido silbando. Golpe terrible al segundo gran aspirante a la victoria, al corredor que el año pasado perdió el jersey amarillo en el último suspiro y al que las heridas de guerra sufridas en la caída del lunes le están pasando factura.

Caída de Mas

 Ya está a 3.48 minutos de Pogacar. ¿Y cómo, cuándo y dónde puede recuperar este tiempo? Desde luego no parece que vaya a a ser en unos Alpes que llegan con la sensación de estar algo afeitados, con dos etapas de apenas 150 kilómetros y sin los nombres legendarios que han convertido a la cordillera en un templo del Tour.

Con la victoria para otro esloveno, Matej Mohoric, son pocos pero hacen mucho ruido, el Tour vivió una etapa intensa, con la furia desatada antes de que llegase la primera subida, la cota de la localidad de Château Chinon, donde François Mitterrand fue alcalde una década, para terminar en un localidad industrial, Le Crousot, con alcalde de raíces españolas, David Martí, hijo de republicanos.

Día marcado con caída para Enric Mas, sin consecuencias, con el Movistar en fase operativa para neutralizar un ataque de Richard Carapaz, contrario a los intereses del equipo, que termina con una discusión subida de tono, cruzada la línea de meta entre el corredor mallorquín y el polaco Michal Kwiatkowski, a quien no le ha gustado la caza española contra su compañero ecuatoriano.

Todos llegan exhaustos. Van der Poel se tira al suelo, se saca las zapatillas, se lanza el agua de los botellines sobre la cabeza. No hay manera de refrescarse. El verano ha llegado al Tour el día que se ha organizado el primer gran combate de verdad, al margen de la crueldad de las caídas. Van der Poel, quizá, no estará llamado a ganar en París, pero no dejará títere con cabeza por el camino mientras no le fallen las fuerzas. Él no sabe ir a rueda y menos conformarse con solo resistir.