En Andorra cada día pasa el Tour

Ya son setenta los ciclistas profesionales que se han instalado en el país pirenaico

Algunas escuadras disponen de coches de equipos para asistir a los corredores mientras entrenan por carreteras andorranas

Egan Bernal, escoltado por el Ineos

Egan Bernal, escoltado por el Ineos / AFP

Sergi López-Egea

Sergi López-Egea

El Tour llega mañana al que ya se puede considerar como el país más ciclista del mundo; o al menos al que acoge a un mayor número de corredores profesionales, los que se han instalado en Andorra por cuestiones fiscales, un pelotón que rueda y entrena principalmente por la carretera que lleva a la cumbre del puerto de Envalira donde es imposible cualquier día del año no cruzarse con alguno de ellos. Oficialmente son 70 aunque siempre hay alguno más que se acerca a Andorra a entrenar con los compañeros. O equipos enteros (el Movistar lo ha hecho varias veces y el Bahrein, también) que reúne allí a todos los corredores en alguna época del año, cuando la nieve ya se ha retirado.

Al menos una cincuentena de los corredores que se han apuntado este año al Tour reside en Andorra y todos ellos conocen como si fuera el jardín de su casa, no solo Envalira, que hoy se asciende, sino Beixalís, un muro salvaje, quizás el puerto más complicado, aunque no sea el más largo, que figura en el programa de la Grande Boucle 2021.

Pero no solo son los ciclistas, con sus familias (hay varias parejas y, en ocasiones, también entrenan juntos), sino que los equipos más potentes ya han montado un auténtico ‘servicio de carrera’ para auxiliar a los ciclistas en sus entrenamientos y prestarles atención de mecánica y de fisioterapia.

Si alguien recorre en coche o en bici las carreteras andorranas y se cruza con un Mercedes del Ineos no se trata de un error o que el conductor se haya despistado, sino que está dando vueltas por si alguno de sus ciclistas (el conjunto británico es de los equipos que más integrantes tiene viviendo en Andorra) tiene algún problema con la bici, necesita entregar ropa o abrigarse y hasta cambiar el bidón con agua fresca. Todos los corredores están geolocalizados, así que no hay problema en saber dónde se encuentran entrenando.

Egan Bernal, aunque vive en Mónaco cuando está en Europa, se pasó las semanas previas al Giro que ganó entrenando con sus compañeros ‘andorranos’ del Ineos y también se puede ser testigo para contemplar a Esteban Chaves cambiando rueda trasera gracias al auxilio del coche del BikeExchange a la altura de El Tarter; o cerca de Soldeu a un masajista del Bora esperando a sus corredores para cambiar los botellines de la bicicleta.

Eso permite a los corredores salir más ‘ligeros’ a entrenar y no estar pendientes del problema que tendrán si pinchan o hasta la ropa que deben llevar si hay riesgo de tormenta, algo habitual muchas veces en Andorra y en los Pirineos. Se ha creado así una nueva filosofía, campos de entrenamiento que casi son de competición y, además, cuando se reúnen varios corredores de la misma escuadra salen protegidos del tráfico con coches de su equipo. Cada día, cada año, hay más… hasta el punto de que días antes de que comience una carrera como el Tour o la Vuelta solo es necesario instalarse con una silla por la ruta que lleva hacia Envalira para creer que el Tour vuelve a pasar como si fuera el día de la marmota y hasta para ser superado, si se rueda en bici, por profesionales que van tan rápidos subiendo que hasta hacen pensar si el freno obstaculiza la rueda.