Valverde: "Atacar aquí es inmolarse"

Alejandro Valverde, corredor de Movistar, en una imagen de archivo

Alejandro Valverde, corredor de Movistar, en una imagen de archivo / EFE

Sergi López-Egea

Sergi López-Egea

Los ven como tiranos. "El domingo se te quitaban las ganas de atacar". Habla Alejandro Valverde, desde su hotel de Voiron, al noroeste de Grenoble. "Es que hubo un momento en el que había cinco corredores del Jumbo", añade su compañero Enric Mas. "Se fue Adam Yates, no sé si anduvo 600 o 700 metros fugado, y lo capturaron", cuenta el ciclista mallorquín. "Atacar aquí, en este Tour, es inmolarse", protesta el ciclista murciano, 40 años, el más veterano de la ronda francesa, al que le gustaba más el ciclisno de hace un tiempo, cuando había más libertad, más ataques y hasta más espectáculo.

Los Alpes entran a partir de hoy y durante tres jornadas en el menú del Tour. Y lo hacen, sobre todo con una etapa espectacular, la reina, mañana, la subida al col de la Loze, tan duro como inédito, y con ocho kilómetros finales que les ponen a todos los ciclistas los pelos de punta, hasta los invisibles de las piernas porque las llevan afeitadas o depiladas, según gustos. Tan duro es que hay rampas que alcanzan el 24%. Tan dura es la ascensión que ni ha querido perdérsela el presidente francés, Emmanuel Macron, que seguirá los pasos de su primer ministro, Jean Castex, quien compartió coche en los Pirineos con Christian Prudhomme, positivo de covid-19. El primer ministro se hizo dos test la semana pasada; negativos.

Pero, a la vez, los Alpes, con sus cuestas generalmente más largas y duras que las pirenaicas, se presentan bajo el yugo y la tiranía de un equipo Jumbo capaz de llegar a la fase final de la subida protegiendo al líder Primoz Roglic con Wout van AertGeorge BennettSepp Kuss y la gran estrella neerlandesa Tom Dumoulin, preparado, como el domingo, para dejar al jersey amarillo a 600 metros de la cima.  "Atacar significa gastar fuerzas para nada porque ya sabes lo que te va a pasar. El Jumbo te va a coger. El domingo después de ver lo de Yates, si tenía algunas ganas de demarrar, se me pasaron de golpe", dice Valverde.

No se puede. Es imposible. El Jumbo está mucho más fuerte que el Ineos, en su época de esplendor, sobre todo con Chris Froome, cuando buena parte de sus gregarios de montaña llegaban con él a la parte final de los puertos decisivos. Pero en el momento en el que la guardia del corredor británico se abría entonces llegaban las oportunidades para ciclistas situados en la parte noble de la tabla.

¿QUIÉN SERÁ EL VALIENTE?

¿Quién atacará en los Alpes? Tadej Pogacar sigue siendo el más decisivo. "Pero el domingo no me moví porque con todos los ciclistas del Jumbo era  imposible hacerlo". Los suben a casi 30 kilómetros por hora. Van a relevos, comienza Tony Martin en la fase inicial de la subida y luego llega Van Aert y pone al pelotón ilustre en fila india, para que ya al final, Dumoulin, capaz de ganar un Giro y llegar segundo a París, ponga un ritmo de Satán donde ningún cristiano pueda moverse; si acaso rezar, si es creyente, para no descolgarse.

Rigo Urán, tercero, no es de los que ataque, al estilo de Cadel Evans, ganador del 2011. Falta por ver la valentía de Superman López, de Mikel Landa y hasta de Mas, sin olvidar a Richie Porte, que está haciendo un Tour magnífico. Pero con el potencial del Jumbo, tal como dice Valverde, todos se quedan sin ganas.