Tadej Pogacar se quita la 'mascarilla'

Tadej Pogacar sostiene al aire la bandera de Eslovenia en el podio de París

Tadej Pogacar sostiene al aire la bandera de Eslovenia en el podio de París / AFP

Jonathan Moreno

Guardará para siempre en su memoria Tadej Pogacar la estampa de un Tour de Francia peculiar. Ni la mascarilla sanitaria deslucirá la imagen en lo más alto del podio, irradiando amarillo de pies a cabeza y con el Arco de Triunfo a sus espaldas. Porque él, un completo desconocido para el gran público, se despojó de su máscara, en sentido figurado, y despedazó el anonimato. Tadej Pogacar tiene clase a raudales para marcar una época. La juventud y su talento natural para desenvolverse en todo tipo de terrenos juegan a su favor. Sólo depende de él mantenerse en lo más alto. Pero el asfalto es traicionero. No será fácil. Sino que se lo expliquen a Egan Bernal. Eso sí, que le quiten lo ‘bailao’ encima de la bicicleta porque una grande ya luce en su palmarés.

Saltando pasos

Porque al contrario que su compatriota y rival, Primoz Roglic, que empezó su carrera como saltador de esquí y no alcanzó el profesionalismo ciclista hasta los 25 años, Tadej Pogacar ha experimentado un ascenso meteórico. En 2018 ya rodaba con los mayores y vencía el Tour del Porvenir, en 2019 se adjudicaba California, Algarve y el campeonato de Eslovenia de contrarreloj. Sin embargo, fue en La Vuelta a España donde se dio a conocer. Con 20 años y una actitud descarada en el pelotón, el balcánico se enganchó a la rueda de Roglic en la montaña para escalar al tercer escalón del podio. El del Jumbo Visma, incluso, pareció echarle un cable en algunas etapas exigentes en su pugna por la tercera posición de la general con Nairo Quintana y Miguel Ángel López. Tres victorias individuales, incluida la siempre temible ascensión a Los Machucos. Con un sombrero pasiego y Miguel Ángel Revilla de escudero, Pogacar enseñó los dientes a la serpiente multicolor

Consagración precoz

Entre ‘rap’ y ‘rap’ en las redes sociales -no se le augura futuro en el mundo de la música-, el balcánico aprovechó el confinamiento  para entrenar y mentalizarse para su primera participación en Francia. El sueño de todo ciclista. Pogacar llegó de ‘tapadillo’ a Niza. Sin Chris Froome ni Geraint Thomas, Egan Bernal, campeón de 2019, lideraba al Ineos de Dave Brailsford y acaparaba todas las miradas. También atraían la atención los neerlandeses del Jumbo Visma, con todo un equipazo dispuesto a acabar con la hegemonía británica y Tom Dumoulin como gregario de lujo para Primoz Roglic.

Templó los nervios del debutante. Y corrió como un veterano. Porque si algo destaca en el ciclista del UAE Team Emirates es su madurez, a pesar de su corta edad. No desesperó, incluso cuando cedió casi minuto y medio por culpa de un abanico en la séptima etapa, y aguardó su oportunidad. Tadej Pogacar ha sido el verdadero animador de la carrera con sus ‘hachazos’, siempre respondidos por Roglic. El del Jumbo lamentará no haberle dado ‘matarile’ en el Col de la Loze, cuando sufrió su único desfallecimiento. Perdió en meta quince segundos respecto a su compatriota y parecía que se despedía del jersey amarillo. Hasta la contrarreloj de La Planche des Belles Filles, una gesta que perdurará en el imaginario colectivo. El resto ya es historia del Tour de Francia.

Pogacar se convirtió el domingo en el tercer ciclista más joven en imponerse en la ‘Grande Boucle’, tras Henri Cornet (1904) y Romain Maes (1935). El corredor de la localidad eslovena de Komenda inscribió, asimismo, su nombre junto al de verdaderos ilustres de la bicicleta. Fausto Coppi, Jacques Anquetil y Eddy Merckx también ganaron la ronda gala en su primera participación. Otro motivo de orgullo para Eslovenia, con el corazón dividido hasta la última pedalada entre sus dos grandes ídolos. 

Los focos apuntan ya a Tadej Pogacar, que hoy cumple 22 primaveras. Se acabó el papel de ‘outsider’. A partir de ahora él será el gran favorito y rival a batir.