Pogacar, pata negra

Tadej Pogacar celebra durante la etapa final en París

Tadej Pogacar celebra durante la etapa final en París / EFE

Sergi López-Egea

Sergi López-Egea

París siempre es una recompensa, ya sea en julio, con las hojas verdes de los Campos Elíseos, o con todos los colores de los árboles que ya anuncian el otoño. Llegó el Tour a la capital francesa, que era lo esencial este año, más allá de quién fuera el ganador, porque era una victoria al coronavirus. Pero fue una llegada doblemente feliz porque, más allá del anonimato del ganador, el jersey amarillo lo llevaba una flamante estrella, un chaval que hoy cumple 22 años, que se llama Tadej Pogacar, y que se convirtió por su desparpajo, por su valentía, por su corazón, por su pundonor, por su inteligencia y por su fortaleza en el abanderado del ciclismo del futuro. ¡Qué caray si ganó el Tour casi sin equipo! Solo ante el peligro y haciendo que el superpotente Jumbo no solo trabajase por un Primoz Roglic caído en desgracia, sino para él.

Por todos estos detalles expuestos, Pogacar ya ha cautivado el alma de los campeones del pasado y, concretamente, de tres vencedores del Tour (Alberto Contador, Pedro Delgado y Óscar Pereiro) que analizan para este diario las virtudes de un Pogacar, que va camino de convertirse en una estrella de dimensiones extraordinarias. Solo Eddy Merckx, en su debut, 1969, fue capaz de llegar a París con los jerseis de líder de la general, de la montaña y de los jóvenes. Hasta que apareció Pogacar.

"Lo que más me ha enganchado de Pogacar es que es un corredor sin miedo a atacar. Lo hizo una, dos, tres veces, las que hiciera falta. Tiene desparpajo. Me gustó que el sábado dijera que se aficionó al ciclismo viéndome ganar en el 2009. A su edad yo hacía igual, atacaba, atacaba y atacaba. Ha hecho algo tremendo. Y ha ganado sin tener un equipo estilo Jumbo o Ineos, sin grandes apoyos. Tenemos Pogacar para rato", afirma Alberto Contado, vencedor de los Tour del 2007 y el 2009.

Bennett, en los Campos Elíseos

Pogacar, en unos Campos Elíseos, casi sin gente, por las medidas anticovid, donde ganó Sam Bennett, llegó dejando convencido a Pedro Delgado (ganador del Tour 1988) que había provocado un cambio al romper todos los esquemas al conseguir la victoria en el Tour sin un super equipo a la espalda. "Todos pensábamos que el Tour lo ganaría un ciclista como Roglic con un Jumbo detrás o un Bernal apoyado por un gran Ineos. Y no. Pogacar ha demostrado que un corredor grande que no dispone de un equipo potente se sabe manejar para ganar en París. Si eres un grande triunfas igual porque tienes clase para llegar de amarillo".

De la misma manera, Óscar Pereiro, vencedor del Tour del 2006, considera que Pogacar entró triunfador en París porque peleó por la victoria final "con el corazón". "Ya se vio el año pasado en la Vuelta, que estuvo a punto de ganarla, tiene personalidad, tanta, que ha vencido a ese ciclismo táctico y calculador que dominaba este deporte durante los últimos años. Y, además, ha demostrado que no era cierta la teoría que decía que para ganar en París era necesario llegar antes y conocer la carrera. Pero él marcará época, como hizo Merckx, quien también ganó en su primera participación consiguiendo como Pogacar todos los jerseis que había en juego", menos el verde porque no se lo disputó al irlandés Sam Bennett.

En el equipo patrocinado por el Gobierno de los Emiratos Árabes Unidos, estuvo como principal ayudante de Pogacar, un ciclista catalán, de Sabadell, que se llama David de la Cruz, quien, además, sufrió una fractura de sacro al irse al suelo en la primera etapa, en Niza. Por esta razón, medio malo, corrió la primera parte de la carrera sin poder ayudar como habría querido, hasta convertirse en el principal protector de Pogacar en los Alpes y en la referencia de tiempos en la contrarreloj final, que De la Cruz disputó al máximo para que su jefe de filas pudiera tomar datos. "Pogacar ha hecho un Tour espectacular porque ya ha demostrado que si no es el mejor ciclista del mundo sí es de los mejores. Ha sido un trabajo muy duro para nosotros, porque yo tuve una fractura el primer día y otros dos compañeros tuvieron que abandonar. Pero ganamos cuatro etapas y yo pude dar la vuelta a la tortilla y ayudarlo después de mi caída".

Pero es que, además, ha impresionado a conjuntos rivales, como el Movistar, la escuadra ganadora de la clasificación por equipos. "Pogacar ha tenido una virtud que se llama paciencia y al no disponer de un equipo potente se ha sabido aprovechar del trabajo del Jumbo, ha querido esperar su momento que no era otro que la contrarreloj final para jugarse allí el triunfo final a una carta. Yo siempre lo tuve entre mis grandes favoritos a ganar en París. Con Pogacar, pero también con Bernal y Evenepoel, ha irrumpido una nueva generación de corredores con un futuro increíble pero que ya son el presente de este deporte", según la consideración de Eusebio Unzué, mánager del Movistar.

Pogacar llegó de amarillo a un París que lo recompensó con una temperatura propia de julio a las puertas del otoño. Mañana podrá apagar las 22 velas  en una Eslovenia que puso la bandera amarilla en edificios oficiales. París, en cambio, estuvo más apagado, que el Tour regrese el año que viene, pero en julio y con la gente agolpada en los Campos Elíseos. Al acabar en septiembre, falta menos de lo habitual para que llegue el sábado 26 de junio del 2021.