La primera vez de Caleb Ewan

Ewan celebra su primer triunfo en el Tour

Ewan celebra su primer triunfo en el Tour / AFP

Jonathan Moreno

Siempre hay una primera ocasión para todo. Una experiencia que se graba a fuego en la memoria del sujeto que la vive. La emoción de Caleb Ewan le delataba en línea de meta. Nunca olvidará el esprint de Toulouse. Ahí estrenó su palmarés de victorias en el Tour el australiano. Y lo hizo por centímetros. Esos que la naturaleza le privó en estatura pero no en talento. Ewan batió sobre la línea de meta a Dylan Groenewegen. El 'tulipán' arrancó con fuerza a falta de 250 metros. Perdió fuelle en las últimas pedaladas y Caleb, con su peculiar postura aerodinámica, le metió el tubular lo suficiente como para privarle del doblete.

Entre campos de girasoles, bucólicas imágenes del sur francés, el pelotón optó por tomarse otro día de asueto. Un merecido reposo después de la escabechina de Albi y con los Pirineos asomando en el horizonte. Serpenteaba de forma hipnotizante el gran grupo. Bamboleo va, bamboleo viene. Ni Julio Iglesias encima de un escenario. El remanso de paz era absoluto. Sólo alterado por los cuatro valientes de turno que se atrevieron a evitar lo inevitable -el esprint- y el peligro que siempre acecha al corredor en cualquier recoveco: las caídas. La 'china' le tocó a Nairo Quintana. El boyacense se vio atrapado en una montonera a falta de 30 kilómetros. Peor parte le tocó a Niki Terpstra. Mano a la clavícula derecha y abandono.

De Gendt, Aimé no Thomas, todavía encontró fuerzas para prolongar en solitario la escapada. Rossetto, Calmejane y Anthony Pérez ya habían hincado la rodilla. Las calles de Toulouse dictaron sentencia. Caleb Ewan consigue el trío. Ganar en La Vuelta, Giro y el Tour. Pocos pueden decir lo mismo.