De Gendt corona un etapón y Alaphilippe vuelve a ser líder

De Gendt durante la gran etapa de hoy

De Gendt durante la gran etapa de hoy / AFP

Sebastián Vargas Rozo

La sensación general con los escapados es que, tarde o temprano, van a ceder ante el poderío de los perseguidores. Thomas De Gendt, corredor del Lotto Soudal, estuvo presente en la octava etapa del Tour de Francia para rebatir esa teoría: tras 200 kilómetros al frente de la carrera se alzó como ganador en las cercanías del estadio Geoffroy-Guichard. Y corrió como los grandes, sin dejarse meter miedo ni mirar el retrovisor.

De Gendt siempre ha sido ese ciclista con un halo romántico que genera adeptos tan fieles como los que tienen los más favoritos. No le va mucho lo de protagonista, pero lo disfrutó. Combativo, nadie pudo hacerle frente: Terpstra, Ben King y De Marchi sufrieron intentando ir a su par a lo largo de toda la etapa. Se marcó un puntaje perfecto coronando todos los premios de montaña en primer lugar, lo que avisaba de su constancia.

El recorrido rompepiernas sirvió también para dar turbulencia a la general. Ciccone se cayó del estante a merced de un Julien Alaphilippe que vuelve a vestirse de amarillo, quizá el otro gran ganador de la jornada. Pinot también vio gloria: se posiciona como el mejor de los 'favoritos', todo en parte gracias a la terrible caída de Geraint Thomas que lo aleja a más de un minuto del líder del Quick-Step. Nefasto fue lo de Nibali: lápida y sepultura a sus esperanzas de ser ganador del Tour tras una descolgada que lo expuso totalmente.

Tras superar La Jaillère, el arreón de Alaphilippe y Pinot parecía amenazar el etapón que se marcaba De Gendt. Nada más lejos de la realidad, porque el belga siempre mantuvo más de 15'' con respecto a los perseguidores franceses. El repecho final de Saint-Étienne le puso un poco más de épica a los 200kms que dominó el buen De Gendt, amo y señor de la octava ronda de esta edición de la Grande Boucle.