El ciclismo español pierde fuelle en el Tour

Diez años han pasado ya del último español que se proclamó ganador del Tour de Francia. Alberto Contador, en 2009, fue el último ciclista español en alzarse con el trofeo que lo acreditaba como ganador de la ronda gala, culminando cuatro ediciones seguidas con victorias hispanas: Óscar Pereiro, el propio Contador y Sastre lo ganaron anteriormente.

Desde entonces, diez años en los que solo ha habido tres podios españoles: Samuel Sánchez fue segundo en 2010, ‘Purito’ Rodríguez acabó tercero en 2013 y Valverde completó el último cajón del estrado en 2015. Diez años sin victoria española y cuatro sin entrar en los tres primeros, la peor marca desde 1982.

Lejos han quedado los tiempos en los que España era una potencia mundial en ciclismo. Alejandro Valverde, uno de los mejores españoles en la materia, se encuentra en la recta final de su carrera y Enric Mas, que disputaba su primer Tour con 24 años, todavía está muy verde, a pesar de ser el actual subcampeón de la Vuelta a España. El mejor ciclista nacional en la recién finalizada prueba gala ha sido Mikel Landa, sexto en la general a 4.23 de Bernal.

UN PASADO DE GLORIA

La victoria de Miguel Induráin en el Tour de 1991, el primero de los cinco seguidos en los que se proclamo vencedor con el ya extinto Banesto, inició una época dorada en el ciclismo español.

Antes de que brillara en la capital francesa el de Villalba, los ciclistas españoles apenas habían pisado el primer puesto del podio parisino. Federico Martín Bahamontes en 1959, Luis Ocaña en 1973 y Pedro 'Perico' Delgado en 1988 eran los únicos en haberlo logrado en toda la historia del Tour, hasta la aparición del de Navarra.

Con él se vivió la edad de oro del ciclismo español y más adelante daría paso a los anteriormente nombrados, aunque para ello hubo que esperar 11 años. Pero por el camino hubo muchos más podios como los terceros puestos de Fernando Escartín en 1999 y de Joseba Beloki al año siguiente y en 2001, así como la segunda posición de este último en 2002.

Con los actuales resultados, cobra más sentido que nunca la frase de ‘cualquier tiempo pasado fue mejor’. Hay que trabajar duro para volver a ser una potencia mundial y rememorar tiempos pasados... ya demasiado lejanos.