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Wimbledon

El día en el que Rafa Nadal y Roger Federer hicieron historia en Wimbledon

La final de 2008 en la pista central londinense se convirtió en el que es considerado por muchos como "el mejor partido de la historia"

Nadal y Federer tras la final de 2008

Nadal y Federer tras la final de 2008 / EFE

Cristina Moreno

Cristina Moreno

El 6 de julio de 2008, Rafa Nadal y Roger Federer se cruzaron en la hierba del All England Lawn para disputar la final de Wimbledon. Era la tercera vez que se enfrentaban en ese mismo escenario, por ese mismo título. En 2006 y 2007, el suizo se había impuesto tras dos largas batallas, pero a la tercera no estaba dispuesto a ceder el balear.

El primer punto dejó ya sentadas las base de lo que iba a ser una nueva exhibición entre los dos mejores tenistas del panorama internacional en ese momento. Casi cinco horas que se convirtieron en una clase magistral de tenis. En el primero de los dos títulos de Wimbledon que conquistó Nadal a lo largo de su carrera.

Por primera vez, tras dos finales consecutivas perdidas, el de Manacor se imponía a Federer en su jardín. Con un revés a dos manos forzaba el error de Federer y sellaba la gesta. Se estiraba sobre el verde de la pista londinense tras 4 horas y 48 minutos de juego y un marcador para el recuerdo: 6-4, 6-4, 6-7(5), 6-7(8), 9-7. No se lo podía creer el balear que se convirtió en el centro de todos los focos de la oscura tarde londinense.

La otra cara de la moneda, un Federer abatido que solo pudo rendirse a su rival. Hasta ese momento, atesoraba cinco títulos de forma consecutiva y una racha de 65 victorias seguidas que quedó cortada en esa épica final de 2008. Un pequeño paréntesis para el de Basilea que en 2009 volvió a reinar en el césped de la emblemática pista londinense. Después llegarían aún dos más (2012 y 2017), antes de que decidiera colgar la raqueta.

Nadal, tras ganar la final de 2008

Nadal, tras ganar la final de 2008 / EFE

Sin precedentes en hierba

No era la primera vez que Nadal se había impuesto al gran rival de su época, pero hasta ese momento sus victorias habían llegado sobre su superficie favorita, la tierra batida (como en las finales de Roland Garros 2006, 2007 y 2008). El césped había quedado reservado para Federer, hasta ese momento. Un mazazo que "también me hizo potencialmente más humano, dadas las circunstancias…". "Retrocedemos en el tiempo con Rafa. Seguro que hablaremos de ello cuando seamos mayores, en la mecedora. Hablaremos de cómo fue todo", explicaba hace unos años Federer en declaraciones que recoge la página web oficial de Wimbledon.

La final tuvo de todo, incluída la lluvia que obligó a interrumpir el duelo. Pero ni el gris clima londinense restó brillo a una final que para muchos es considerada como "el mejor partido de tenis de todos los tiempos". Así la calificó toda una personalidad como John McEnroe.