Un incombustible Nadal gana en Barcelona

Otra vez. Lo ha vuelto hacer. Ganar once títulos en un mismo torneo. Y con una superioridad que no deja de asombrar. A sus 31 años, Rafa Nadal conquistó este domingo su undécimo título en el Barcelona Open Banc Sabadell tras ofrecer un nuevo recital ante Stefanos Tsitsipas (6-2 y 6-1) sobre la tierra batida de la pista que lleva su propio nombre. Todo el reconocimiento para el griego que intentó ofrecer su mejor versión ante el rey del polvo de ladrillo. 77 títulos ya para el manacorí y 55 de ellos sobre esta superficie que certifican su absoluta supremacía.

A pesar de que las condiciones meteorológicas fueron completamente opuestas a las del resto de la semana en el inicio de la final, Rafa se adaptó a las mil maravillas. Tras dos juegos de tanteo, Nadal enchufó los motores para despegar hacia un nuevo trofeo en el RCT de Barcelona. Cuando Tsitsipas tenía tan solo siete años, el balear ya ganaba su primer título aquí y este domingo sufrió en primera persona el undécimo en la final con menos número de juegos de la historia. Casi nada.

El ganador de 16 ‘grandes' no titubeó ni un instante. No aflojó y cerró el primer set a su favor en poco más de cuarenta minutos. Tsitsipas se pasó la mayor parte de los intercambios lejos de la línea de fondo, en gran parte, por las acometidas de Rafa. Sus intentos de dañar el juego de Nadal fueron, completamente, estériles. El muro era demasiado alto. En la segunda manga, ya con el sol como protagonista, los latigazos del balear castigaron demasiado a Stefanos. Sin apenas complicaciones y tras tres roturas, cerró el partido y volvió a reinar en Barcelona manteniendo la racha de 46 sets consecutivos ganados sobre polvo de ladrillo.

El griego, la gran revelación del torneo, se marcha con la sensación de haber cumplido y con creces. El mejor resultado de su corta carrera, su primera final ATP 500 batiendo a algunos de los mejores del mundo, se convierte en el primer griego que disputa una final en los últimos 45 años y, sobre todo, irrumpe definitivamente entre los grandes. Ya está entre las cincuenta mejores raquetas del planeta y dará que hablar. Hoy lo tuvo demasiado complicado y corroboró que nadie puede domar a la bestia.

Tras la undécima en Montecarlo, llegó también la undécima en Barcelona para Rafa. Dos de dos para el manacorí en esta gira de tierra que le permite seguir siendo el número uno otra semana más. Tendrá unos días para recuperar fuerzas y aterrizar en Madrid, donde también defiende su reinado. Eso sí, ahora le toca disfrutar. Nadal vuelve a ser campeón, esta vez, en casa.