¿El inicio del adiós?

La imagen de un Nadal casi inmóvil en Roma y sus declaraciones han hecho saltar todas las alarmas

"Seguiré así hasta que mi cabeza diga basta", afirmaba un derrotado Nadal

Nadal se despide de Roma tras caer en octavos

Nadal se despide de Roma tras caer en octavos / AFP

Albert Briva

Albert Briva

La imagen que Rafa Nadal dejó en su derrota ante Denis Shapovalov en el Masters 1000 de Roma ha hecho que se enciendan todas la alarmas sobre su futuro, más aún tras sus declaraciones en la rueda de prensa posterior al partido. Duele ver a cualquier jugador sufrir como se vio a un Rafa Nadal impotente por no poder mover apenas el pie, pero aún más en un escenario tan mítico como lo es el Foro Itálico para el balear.

Campeón hasta en once ocasiones en la tierra batida de Roma, Nadal no podrá defender la corona conseguida la temporada pasada y como ya pasó en Madrid ante Alcaraz, queda fuera del torneo muy pronto, para lo que nos tiene acostumbrados cuando juega en tierra batida. "No estoy lesionado, soy un jugador que vive con una lesión, está ahí y mi día a día es complicado. Lo intento, pero es difícil para mí" afirmaba un Nadal frustrado, para explicar la dificultad del momento que vive.

La lesión crónica que sufre en su pie izquierdo va en aumento a medida que avanzan las temporadas y parece que está llegando a un punto nunca vivido anteriormente. La denominada enfermedad de Müller-Weiss, que consiste en la deformación del escafoides, ha sido siempre un pequeño lastre que le ha impedido en los último años tener una regularidad en el calendario, pero nunca hasta el punto de dejarlo casi inmóvil en medio de un partido. "Si no tomo ningún antiinflamatorio voy cojo. Seguiré así hasta que aguante el tema y mi cabeza diga basta" sorprendía Nadal, encendiendo todas las alarmas sobre un posible adiós a su carrera.

Roland Garros, ¿un punto de inflexión?

Si hablamos de Rafa Nadal es imposible no hablar de su hegemonía en el torneo rey de la tierra batida y su idilio con Paris. Nunca nadie ha conseguido ganar 13 títulos de un mismo Grand Slam, como ha hecho el balear. El segundo grande de la temporada es la próxima parada de un calendario en el que Nadal tiene siempre marcada la cita, una cita a la que empiezan a crecer las dudas sobre su presencia este año.

Su presencia en París puede ser un factor importante para la cabeza del tenista de Manacor y su estado en caso de poder participar, aún más. Si Nadal no puede cuajar una actuación decente en su torneo predilecto, las decisiones y los pensamientos del balear acerca de un posible adiós se podrían acentuar. Para Nadal la tierra batida es su zona de confort y sin estabilidad en ella, la preocupación sobre su estado y sobre el futuro que puede desencadenar su pie parece agravarse más que nunca.

Luces y sombras

Aunque el momento actual vive en un proceso de preocupación máxima y en el que las dudas crecen cada día más, el año de Nadal no es ni de lejos un año para preocuparse en absoluto. El balear empezó el año conquistando todo lo que jugaba, convirtiéndose en el tenista con más Grand Slams de al historia, superando una final épica ante Medvedev en una demostración de poderío y superación, pocas veces vista.

Tras su impecable actuación en la gira australiana, Nadal siguió con su camino triunfal hasta la llegada de la final en Indian Wells, donde una lesión en las costillas lo dejó fuera de combate. Una lesión que le ha marcado la gira de tierra, en la que debutó de forma algo precipitada en Madrid y que ha seguido hasta Roma, donde de nuevo el calvario de las lesiones lo ha dejado KO.

El momento Alcaraz

El primer tramo de año ha venido marcado también por la irrupción de Carlos Alcaraz y su constante y eterna comparación entre ambos. No solo eso, sino que el calendario ha querido que los dos tenistas españoles se hayan visto las caras en dos ocasiones. La última en Madrid, donde Alcaraz escenifico el inicio del 'sorpaso' con una victoria de moral en la central de La Caja Mágica.

"No puedo estar hablando todo el día de lo que puede ser o de lo que será. No me acuerdo de cómo era yo con 19. No podéis preguntarme todos los días", expresó el balear en una de sus últimas ruedas de prensa, en la que escenifico la incomodidad de la constante comparación día a día entre ambos.

Una recuperación esencial para el final de año

Es evidente que todo ello ha llevado a Nadal a tener que afrontar uno de los momentos más duros de su carrera, pero es evidente que una decisión del calibre del adiós definitivo no será fruto de solo este contratiempo. Y menos aún si hablamos de un tipo como Rafa Nadal, que se ha sobrepuesto a las mil y unas, superando momentos y situaciones casi inimaginables para cualquier otro ser humano.

Pero es evidente que el momento actual no es fácil ni se presenta mejor en un futuro próximo. Si Nadal no consigue tener una regularidad mínima en la segunda parte de esta temporada y no puede apenas afrontar las citas importantes, ni hacerlo en condiciones óptimas para poder disputar los títulos, las decisiones pueden precipitarse. Empieza un nuevo reto para Nadal, uno al que por desgracia no es al que nos tiene acostumbrados y quien sabe si puede ser este, el inicio del adiós.