Barça, instinto de supervivencia para agarrarse a la Liga
Es puro instinto animal: se trata de sobrevivir a pesar de las circunstancias. Sobreponerse a los elementos. Resiliencia, se llama últimamente: es la filosofía a la que parece agarrarse este Barça, capaz de ganar partidos con el viento en contra, pese a su plantilla cada vez más mermada (Jordi Alba se une a la lista de bajas), las dudas que genera su juego y la nostalgia de los goles de Leo Messi, que sorprendentemente encadena cuatro partidos sin marcar.
Frente al Getafe, el equipo más rocoso y meritorio de la Liga (tercero en la clasificación pese a contar con uno de los presupuestos más bajos), el Barça tuvo que recurrir a su instinto de supervivencia para llevarse el partido.
Se adelantó con los goles de Griezmann y Sergi Roberto, pero en la segunda parte apareció Ángel –quién si no, objetivo del Barça para reforzar su delantera- para complicar el panorama y obligar al Barça a resoplar hasta el último minuto. Nadie puede discutirle a este equipo su capacidad agonística. En otros tiempos, con un guion similar, el Getafe hubiera puntuado en el Camp Nou.
el mérito de ganar sufriendo
Pero este equipo de Quique Setién, concebido para seducir, ha aprendido a ganar sufriendo. Con la posesión del balón, pero también con el esfuerzo físico, como si mezclase dos estilos futbolísticos en uno.
A veces, adaptarse a las circunstancias es lo mejor que se puede hacer: lo sabe bien el Barça, cuya plantilla ha sufrido una merma impensable a comienzos de temporada. En 45 días, el equipo ha perdido casi un tercio de su plantilla: Suárez y Dembélé, lesionados de larga duración. Aleñá, Todibo, Wagué y Carles Pérez, cedidos o traspasados. Y Alba, también lesionado: estará de baja tres semanas y se perderá los dos partidos más relevantes en el horizonte del Barça, la visita al Nápoles en la Champions y al Bernabéu en la Liga, en el partido que puede marcar el campeonato.
Esos dos partidos, llamados a marcar el tono de la temporada, se han convertido en el primer gran objetivo del Barça: superar la eliminatoria ante el Nápoles es casi una obligación para un equipo que viene de encadenar dos trompazos incomprensibles en Europa, Roma y Liverpool.
Y conquistar el Bernabéu serviría para aferrarse a la Liga con un gran golpe de autoridad: Setién tendrá el listón muy alto porque el Barça ha ganado en sus cuatro últimas visitas a Chamartín. Entretanto, el equipo saca sus partidos como buenamente puede: defectos y virtudes se mezclan abigarrados en un equipo difícil de descifrar.
defectos y virtudes
Al Barça le cuesta mantener su puerta a cero y la fragilidad de la defensa es preocupante (Lenglet y Umtiti están apercibidos de sanción y podrían perderse el clásico).
El juego fluye solo por momentos y el banquillo se llena de jugadores del filial para cubrir las fichas necesarias. El equipo, además, echa mucho de menos los goles de Messi. Pero a cambio, ha activado su modo ‘asistente’: seis de los últimos siete goles del equipo los ha regalado el argentino.
Y Griezmann no falla somo descorchador: de los once partidos en los que ha marcado, en nueve lo ha hecho para abrir el marcador. Ansu Fati no se arruga (le plantó cara a Nyom con el descaro de un veterano), De Jong crece poco a poco y Arthur va camino de su mejor versión: motivos para creer en un equipo irreductible.
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