¿La nueva Champions acabará con el sueño de la Superliga?

El Comité Ejecutivo de la UEFA ha aprobado este martes el formato final y la lista de acceso a la máxima competición continental a partir de la temporada 2024/25

Las condiciones económicas y la meritocracia deportiva de ambos torneos serán los dos elementos principales que acabarán decantando la balanza

La Superliga, la historia detrás de la historia

La Superliga, la historia detrás de la historia / Perform

SPORT.es

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El Comité Ejecutivo de la UEFA ha aprobado este martes el formato final y la lista de acceso a la Champions League a partir de la temporada 2024/25. El organismo europeo ha reducido de 10 a 8 partidos la fase liga de la máxima competición continental, ha cambiado de criterios para la asignación de dos de las cuatro plazas adicionales de la misma –se otorgarán a los equipos mejores clasificados de las federaciones con mejor rendimiento colectivos en el curso anterior– y ha eliminado el acceso basado en el coeficiente de los clubes.

Las modificaciones de la UEFA, encaminadas a reforzar su compromiso con el mérito deportivo y la necesidad de proteger las ligas nacionales, han vuelto a poner sobre la mesa el debate sobre la Superliga Europea y su posible inclusión en el calendario de clubes europeos. El organismo presidido por Aleksander Ceferin quiere evitar a toda costa la organización de una competición que ponga peligro su joya de la corona y es por ello que ha movido ficha y ha confeccionado un nuevo formato de la Champions atractivo.

¿Acabará esta nueva Liga de Campeones acabará con el sueño de la Superliga? Hay varios factores a tener en cuenta para intentar resolver esta cuestión. El primero, y más importante, es que la propuesta liderada por FC Barcelona, Real Madrid y Juventus es firme y, aunque lleva un tiempo paralizada, tiene la intención de seguir adelante. No es menos cierto, sin embargo, que los tres clubes impulsores necesitarán el apoyo de muchos otros equipos si quieren tener éxito en su ambiciosa misión.

Las condiciones económicas y la meritocracia deportiva de ambas competiciones serán los dos elementos principales que acabarán decantando la balanza. Cabe recordar que la configuración inicial de la Superliga era semicerrada. Aunque hubo un compromiso “solidario y sostenible” para no perjudicar al resto de conjuntos de las principales ligas a nivel económico, los organizadores se vieron obligados a reaccionar y ‘abrir’ el torneo ante el mal recibimiento inicial.

Después del movimiento de la UEFA, ahora le toca a la Superliga elaborar su formato y oficializarlo. El objetivo es claro y conciso: crear un torneo competitivo y atractivo, capaz de seducir a más espectadores y a un público más joven gracias a partidos semanales entre los mejores clubes de Europa.