Otra fiesta para el Sevilla

Jonathan Moreno

Medita profusamente Julen Lopetegui. Libreta en ristre, esbozando dibujos, el técnico guipuzcoano paseaba esta semana por el campo de entrenamiento de la José Ramón Cisneros Palacios con la mirada de los mil metros previa a la batalla de Budapest entre Bayern y Sevilla. Cavilando, ensimismado por momentos, urdiendo la forma de hincarle el diente al acero sin salir trasquilado. Porque el Bayern de Múnich de Hans-Dieter Flick es eso. Una barra siderúrgica indigerible.

Se plantea Lopetegui modificaciones tácticas. Más vale prevenir y arroparse con un 3-5-2 que superpueble el centro del campo y desactive la sala de máquinas alemana. Pero el demonio interno le pide marcha y no renunciar a su filosofía. 4-3-3 y ya habrá tiempo para confesarse. En esas anda el de Asteasu, que ayer sobre el césped del Puskás Aréna realizó las últimas probaturas antes de la final de la Supercopa de Europa.

Será allí, en Budapest, a orillas del Danubio, río que nace en el estado alemán de Baden-Württemberg, donde el Sevilla buscará alzar el título que enfrenta a los campeones de la Europa League y Champions. Supondría su segundo entorchado en la competición, tras el conseguido el 2006 ante el Barcelona. 

La alineación de Julen Lopetegui también está en el laboratorio, a la espera de una decisión en torno al esquema táctico. Navas, Koundé y Diego Carlos serán fijos en defensa. También Ivan Rakitic, que disputará su encuentro 150 con la elástica sevillista. Qué mejor forma de regresar a casa que con una copa de más. Las dudas recaen en la línea de vanguardia.

SUMA Y SIGUE

Reconocible será la ‘Mia san Mia’, que ha empezado la temporada a ritmo de mambo. Ocho goles al Schalke 04. Cifra de ingrato recuerdo en el Camp Nou. El once de Hansi Flick mantendrá la base del que doblegó al PSG en la final de la Champions, aunque con algunas forzadas variaciones. El flamante Leroy Sané ocupará el lugar del héroe de Lisboa, un Kingsley Coman que está en cuarentena por covid-19. Kimmich volverá al centro del campo y el lateral derecho será para el francés Pavard. La plantilla bávara se ha visto afectada por las salidas de hombres como Thiago, Coutinho o Perisic.

SIN FIEBRE EN LAS GRADAS

PCR obligatoria, mascarilla y distancia de seguridad. El protocolo es claro. 20.000 espectadores podrán entrar a la final, de los cuales apenas 500 serán sevillistas y menos de 2.000 bávaros. Maldito virus.