Toulouse, la ciudad de los pecados

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Maite Antón

Maite Antón

La llaman la ciudad rosa por el color de sus ladrillos. Toulouse, a solo tres horas y cuarto en tren desde Barcelona, es el destino ideal para una escapada otoñal de fin de semana. Sus tranquilas calles, su ambiente universitario, la cultura de sus edificios, sus festivales, el encanto que siempre tienen las ciudades con río (Garona), y, sobre todo, su gastronomía y vinos prometen un viaje perfecto para desconectar de la rutina por unas horas. 

Callejear por la turística ‘Rue du Taur’, visitar la basílica románica de Saint-Sernin -la más grande de Francia-, el sobrio convento gótico de los Jacobinos, tomarse un café en la imponente plaza del Capitolio y pasear en barco por el Garona son los cinco básicos turísticos de Toulouse, una ciudad que invita a ser conocida sin mapa, simplemente dejándose llevar por sus calles, observando algunos de sus característicos balcones, sus edificios iluminados por la noche o sentándose relajadamente en las cafeterías y restaurantes de la plaza Daurade con vistas al río. Es una ciudad en la que te sientes bien desde que pones un pie en ella.

Y si por algo es también muy recomendable una escapada a Toulouse, una de las ciudades con más restaurantes de Francia, es por su parte gastronómica y su pasión por los vinos. El mercado Victor Hugo es el principal de la ciudad y se pueden comprar productos típicos como el foie-gras de pato o de oca, la salchicha de Toulouse, quesos y hasta la tradicional cassoulet. Muy cerquita hay una visita obligada para los amantes del queso -tienen de toda Francia-: la fromagerie ‘Xavier’. Los que quieran probar una cassoulet pueden hacerlo en el restaurante ‘Émile’, cuyo chef ganó el premio a la mejor cassoulet de Francia, en la animada plaza de Saint-George. Y para un desayuno de productos locales y orgánicos: Hotel Albert 1er.

Atención ‘winelovers’ Otro ‘must’ es el ‘Nº 5 Wine bar’ (rue de la Bourse), elegido el mejor bar de vinos del mundo de 2017 y que cuenta con más de 3.300 referencias y la posibilidad de probar 300 tipos diferentes de vino por copas. Y cuentan con el vino más antiguo del mundo, del siglo XVII y de origen portugués, con un valor de 7.000 euros la copa. También merece una visita la tienda de vinos ‘L’Envie du Sud’. Para los que quieran probar bebidas no alcohólicas de lo más originales puede acudir a ‘Bwamoa’, un concepto insólito y único en Francia. Y no se vayan de Toulouse sin probar sus caramelos y galletas de violeta.