Sara García, la piloto que escribe con pluma

La zamorana es la primera mujer europea que finaliza el Dakar sin asistencia

Sara García es la primera española en la categoría motos del Dakar

Sara García es la primera española en la categoría motos del Dakar. (EFE) / sport

Carme Barceló

Carme Barceló

“Pero a donde vas, loca? Eso no lo ha hecho ninguna mujer en el Dakar”. Como en tantas ocasiones, a Sara García le ponían el freno cuando intentaba darle gas a su vida. Y como tantas veces, no hizo ni caso y se fue a competir sin asistencia. Logró cruzar la meta con su ‘gorda’ y convertirse en la primera mujer europea que lo conseguía. “Si muchas de las pioneras se hubieran quedado sentadas en casa y con miedo, cuánto nos hubiéramos perdido en el mundo de la ciencia, del deporte o de tantos ámbitos...”, reflexiona la piloto.
Hablar con ella no ha sido fácil. Empezamos a conversar en plena competición, seguimos desde el hospital donde se recuperaba su pareja, Javi Vega, de un accidente cuando tan sólo le faltaban cuarenta kilómetros para concluir la prueba, y terminamos en Madrid. Llegar a casa fue “épico, como todo el Dakar. Elegimos seguir, a pesar de la gravedad. Lo único que le daban en Arabia era un paracetamol. ¡Y le dolía hasta el alma!. Otro participante le dio algo más ‘heavy’ y continuó”. La odisea siguió “con la UCI, el regreso a casa con una escala en Estambul y once camillas distintas. Pero eso también lo logramos”.
A Sara García la pasión por las motos le viene de casa, con unos padres al frente de un concesionario. Ella empezó tarde y lo compatibilizó con los estudios. Escribe intercalando las mayúsculas con las minúsculas desde que recuerda. Y lo hace con pluma, algo que “me inculcó mi tía, con la que me crié mientras mis padres trabajaban”. En casa la educaron en la igualdad y hasta que no empezó a competir, jamás la habían cuestionado por su sexo. “Las mujeres nos pasamos la vida demostrando que podemos hacer las cosas. Eso agota la libertad y la capacidad. A ningún otro piloto le dijeron que era una locura participar en un Dakar sin asistencia. A mí, a la chica, sí”, denuncia. 
Ella se reivindica a través de un ‘mantra’ que lleva acuñado desde hace tiempo: “Deja que tu trabajo haga el ruido de tu éxito”. Sencilla y sensible, Sara García ha ido ganándose el espacio que merece teniendo que luchar el doble para que le reconozcan la mitad. Ya ha entrado en la historia. Escriban con pluma su nombre: Sara García. 
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