Potenciar los placeres

Laura Ponts es estilista gastronómica -o ‘food stylist’, en idioma ‘instagramer’- y sus armas son el buen gusto, la elegancia y la cámara de un teléfono móvil

Muy culé, la siguen más de 350.000 personas y sus increíbles fotografías han dado la vuelta al mundo

Laura Ponts

Laura Ponts / David Ramírez

Carme Barceló

Carme Barceló

Ella se lo guisa, ella se lo come y a trescientas cincuenta y siete mil personas se les hace la boca agua viendo sus fotografías. Su equipo lo forman un teléfono móvil y su impresionante creatividad. Tiene otro, “el Barça, pero a ese lo veo de lejos, aunque voy al Camp Nou siempre que puedo. En casa, lo que me encanta es preparar un ‘pica a pica’ a base de pizzas para mi pareja y amigos cuando nos reunimos para ver un partido”, explica Laura. No llega al nivel de ‘followers’ de un futbolista de élite pero sí se la rifan para contratar sus servicios como estilista gastronómica. Jamás imaginó que “llegaría a ganarme bien la vida haciendo fotografías de los platos que cocino. Pero es así y me siento una privilegiada. ¡Quién me lo iba a decir cuando trabajaba en el negocio familiar en mi pueblo!”. Ponts. Ese es su apellido en las redes sociales y un pequeño homenaje al lugar que la vio nacer. Entre carnes y embutidos, Laura vio claro que su futuro iba a estar cerca de unos fogones. Estudió en la Escuela de Hostelería Hofmann, trabajó en restaurantes y, de forma autodidacta, empezó a “intentar mostrar la escena gastronómica perfecta, jugando con el crudo y el cocinado y con los colores”. Laura ni siquiera tenía redes sociales hace seis años y “no sabía ni hacer una factura”. Innovó, enamoró y subió como la espuma en Instagram casi sin quererlo.

Ordena las judías, la pasta, el queso y los tomates para las fotos. Lo hace con esmero y mucha clase. “Potencio los placeres, sí”, reconoce. Cierto. Cualquiera de sus bodegones es una delicia para los sentidos. “Los higos, los aguacates y la pasta son los ingredientes más fotógenicos”, explica. El día que una amiga la llamó para decirle que había sido elegida por la revista Forbes como una de las mejores ‘influencers’ gastronómicas, “no me lo podía creer. Pensaba en esa chica de Ponts que, hace cuatro días, trabajaba en la tienda familiar y ahora estaba en el destacado de una publicación de tanto prestigio”. Es lo que tiene hacer cosas extraordinarias.

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